Capítulo 13: Tiro de Gracia

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•Capitulo 13:

Fue la peor goleada que pude ver en mi vida, la escuadra Argentina no pudo defenderse ni un sólo momento porque desde el minuto 12 Alemania ya había anotado un gol marcando la diferencia por el resto del partido y probablemente intimidándolos, eso quedo claro en los otros cuatro goles que anotaron durante el resto del partido de los cuales dos fueron de Abelard el que en cuanto el balón tocaba sus pies adquiría la velocidad de un felino y se volvía imparable ante los otros jugadores, al parecer la cama no era el único lugar donde tenía esa destreza, durante todo el partido pude notar que Abelard no presentaba ningún conflicto interno y celebraba cada anotación con la sonrisa más enorme que le había visto desde que le conocía, yo mientras tanto ya sabía que no estaba enamorado de el e incluso me sentía mal porque por fin me había dado cuenta de que nos estábamos utilizando mutuamente si, mi inteligencia regresó repentinamente y no es que no hubiera estado ahí, simplemente yo no quería hacerle caso.

El entró en los vestidores con su equipo y me dedico una sonrisa antes de pasar por la salida del campo.

Aspire el aire caluroso y cerré mis ojos para poder despejar un poco mi mente y simplemente relajarme.

-Así que ese es tu amante..- dijo una voz bastante conocida para mi mientras se sentaba a mi lado, giré mi rostro solo para comprobar que la voz provenía de Axel.

-Así es, no se como es que me sobaje al acostarme contigo teniendo a ese monumento de hombre para mi sólo.-

Dije tratando de esconder mi sorpresa y al mismo tiempo poniéndome la armadura para ocultar mi debilidad, era eso o estoy seguro de que Axel me hubiera hecho trizas.

-Y al parecer a ese "monumento de hombre" también le gusta golpearte."- dijo mientras quitaba el maquillaje que cubría el moretón de mi ojo con uno de sus dedos y lo frotó con una sonrisa de oreja a oreja. - Y en verdad crees que el es sólo para ti? - le fulmine con la mirada -Eres tan inocente... Aún debes aprender muchas cosas, pero debo admitir que esa es una de las razones por la que me excitas tanto.- dijo y se acercó a mi y recargó su cabeza en mi hombro mientras sonreía de la misma manera de aquel día en que estuvimos en su departamento.

-La verdad, tengo asuntos más importantes de los que encargarme y sólo estas quitándome el tiempo.- dije mientras me levantaba y sólo escuchaba sus burlas detrás de mi.

-Y así que te volvió a ocurrir. - dije mientras me acercaba a las escaleras de las gradas -Te mandaron al demonio por pensar que lo tenías controlado, creo que el inocente en verdad

eres tu.- dije mientras me dispuse a bajar pero me tomo por la cintura apretándome con coraje.

-Y así como logre humillar a Ariadna cuando me mandó al demonio, ten por seguro que lo lograré contigo también.- dijo y me soltó dándome un beso en la mejilla.

Bajé las gradas y me dirigí directo a los vestidores con la cabeza llena de dudas, aquel lugar estaba lleno de gente y al entrar me llegó un golpe de calor de aquellos espacios cerrados llenos de personas sudando, estaban celebrando de una manera salvaje y escandalosa llena de porras brinquitos y gritos de júbilo, y con justificada razón porque al ganar este partido irían directo a la final de el domingo contra Holanda, el final del torneo, el final de la estadía de Abelard en México y el final de todos estos tormentosos momentos de dolor y alegría entremezclados de una manera bizarra y sin sentido.

Abelard se acercó a mi y acordamos en vernos al otro día después de que pasara su momento de alegría y yo estuviera preparado para terminar con todo y decirle lo que había descubierto en el tiempo que tuve para reflexionar y de una buena vez volver a ser valiente y recuperar toda esa dignidad que había dejado de lado con mi capricho de estar a su lado.

Un partido másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora