Capitulo 3: Lívido

867 22 0
                                    

La espalda me respondió al apretón contra el dorso de aquél hombre con una convulción de placer y un escalofrio de locura mientras mi mente se debatía entre la elección de abrir la puerta y salir corriendo o mostrarme travieso y coqueto ante mi nuevo acompañante, que tiene la cabeza recargada en mi hombro en una mescla de intenciones que se refleja en su mueca maligna.

Claro que podía pensar que actuaría como un maestro del ligue pero lo que en realidad me dispuse a hacer fue actuar como un cobarde arrepentido y pedirle disculpas lo mas rapido que pudiera, di la vuelta y me encontré con algo que supera por mucho las expectativas que tenía, tengo enfrente uno de esos hombres semi perfectos europeos con un rostro angelical y que expresa rudesa y complicidad al mismo tiempo, tiene unos ojos color azul claro en una tonalidad que jamás había visto en la vida, un cabello negro en un oscuro perfecto, corto y con un buen volulmen asi como humedo al mismo tiempo, acompañado de una de sensuales barbas al ras que tanto me alteran, sus labios muestran una delgada curba apenas notoria debido a su media sonrisa mientras se muerde el labio inferior en una expreción de deseo

Su garganta estaba a una medida perfecta interrumpida por una manzana mediana que le da un toque sensual a ese punto, su torso es de esas combinaciones perfectas entre delicadesa y dureza pues comienza en unos anchos hombros que por consiguiente marcan una anorme espalda esta se convierte en una desendiente marcando sus abdominales levemente y terminando con unas caderas enormes y sexys hasta que una toalla me arruinó la vista y me vi obligado a mirarle a los ojos

-No saber que hay estas delicias en Mexico-me dijo dijo mientras algo en mi cabeza explotaba de calor y el me acorralaba contra la esquina de la habitación con un acento alemán que identifiqué al instante,-Cual es tu.. Amm- tartamudeó unos segundos antes de terminar la frase, -Nombre?-

concluyó su frase con orgullo mientras metía las manos por debajo de mi camiseta con lentitud acariciando mi espalda y rosando con sus llemas la parte mas baja a la que podía llegar con piel descubierta.

-Espera, si nos encuentran te irá mal- Le advertí -Y nisiquiera se quién eres-

En respuesta puso el pequeño pasador que al atorar con la puerta dió un pequeño click.

Acto seguido (y no se si fuera algo bueno o malo) su erección derribó la estorbosa toalla que tenía en la cintura. Entre tanto mi pantalón tampoco me ayuda a disimular mis verdaderas intenciones.

En un momento de lucidés pude agacharme para recojer la toalla mientras el que estaba de espaldas mio aprovechó para empujarme con su cadera y presionar su erección contra mi trasero aún con esa ronrisa provocativa en el rostro le lanzé la toalla a las piernas y entre tanto se escuchaba girar la perilla y el intento de abrirla que fué detenido por fortuna con el pasador, Mi acompañante se enredó la toalla a la cintura presionandola contra su pene para que no se notara su erección, entre abrió la puerta y asomó la mitad del cuerpo por ella mientras balbuceaba algunas palabras en lo que yo supongo es Alemán concluyendo su conversación con una semi carcajada.

Yo mientras tanto estaba armado con sus prendas interiores y su uniforme blanco con negro con la inscripción "Germany" que confirmó mis sospechas,

Cuando volvio a cerrar la puerta lo primero que le lanzé fueron los boxers negro al rostro, debo admitir que muy en el fondo de mi ser estaba deseando quedarmelos compo un trofeo, accedió a ponerselos no sin antes quitarse la toalla de nuevo con la doble intención de secarse el cabello y presumirme que seguia deseoso..

Se puso los boxers y luego sus unos pantalones olgados que tenía atras de el en un tubo alado de la regadera en el que se cualegan las toallas y batas todo esto con un aire de sesualidad dedicado a mi y como el baño no era mas que un cuadro de 5 x 5 todo lo hizo lo suficiente cerca para aumentar mi deseo hacia él,

Yo estaba sebtado en la tapa del hinodoro admirandolo hasta que se arrodilló adelante de mi y tiró de mis rodillas para juntar nuestros pechos y me levanto agarrando mis piernas y yo me enredé como un koala a su espalda con mis pantorrillas y el apoyó una rodilla contra la pared para tener una posición mas comoda para darme el beso mas profundo y delicioso que jamás me hubieran dado en la vida.

Un partido másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora