C-6: Escoltada

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El primer día había resultado en pocas palabras...horrible; Se sintió estresada y frustrada ante el enigma que ocultaban las miradas de sus nuevos compañeros. Cuando las agujas del reloj marcaron la salida retomó su largo y aliviado suspiro. Los alumnos saludaron con desinterés a la profesora de matemáticas mientras recogían sus útiles. Mar los imitó con calma esperando a que todos se fueran antes que ella, sin embargo Christopher parecía estar esperándola. Ella salió del salón B-2 poco entusiasta, ignorando su presencia aunque sabiendo que por algún motivo, él le seguiría el paso. Decidió jugar un poco con él y caminó más rápido en los pasillos esperando que él hiciera algo para retenerla. Sin embargo, sólo parecía seguirla... Sonaba absurdo actuar de ese modo, ella no era así; pero luego sonrió cuando una mano envolvió su huesudo hombro y la hizo girar 360° hasta quedar frente a él. No había tenido tiempo de reflexionar sobre el brusco agarre que Christopher había implementado en ella cuando se llevó una gran sorpresa. No era Christopher. El joven de cabello oscuro, ojos azules templados y una mueca amarga en sus labios, era Jason, y eso la asustó. ¿Desde cuándo había estado siguiéndola? ¿Qué había ocurrido con Christopher?

—Hola...—fue lo único que él supo pronunciar cuando se dio cuenta del miedo en sus ojos. Estaba firme y con un aspecto sombrío, pero se obligó a suavizar su expresión dura y resultó favorecer a su atractivo rostro. Ella tembló, pero logró disimular el estado de shock en el que se encontraba—. Perdona que... me haya ido en la cafetería de esa manera... no quise ser maleducado, yo sólo...

—No hay problema—soltó la joven inquieta, aunque sí lo había. Quería y necesitaba una explicación sobre por qué cualquiera que la mirara huyera de su presencia.

—Verás, tú me recordaste a alguien que... he intentado olvidar—. Confesó con lamentación. Ella no tuvo suficiente confianza para preguntar a quién le recordaba, pero aceptó su respuesta con cierta incomodidad—. Soy Jason Biaggio—se presentó con formalidad deteniendo con desconfianza su mano hacia ella. Mar hizo lo mismo sintiendo una inusual presión en el apretón de manos que envió una corriente eléctrica vibratoria en su cuerpo. No sabía cómo interpretar aquella señal, pero la sensación permaneció por un largo tiempo provocando escalofríos.

>> Eh... y... ¿Quieres que te acompañe?—. Preguntó al ver que ella cambiaba con disimulo el peso de su cuerpo inquieta y miraba de reojo en busca de alguien.

—Espero a mi hermano—explicó Mar, abrazándose a sí misma ante el viento que ingresaba por debajo de su saco. Se encontraban a sólo unos centímetros de la entrada principal, pero por alguna razón no se atrevía a salir.

—Creo que tu hermano acompañará a Brisa a su casa—comentó Jason apuntando con la mirada hacia Tomas y una joven de cabello rubio con la que parecía estar coqueteando. Mar observó cómo su hermano salía de su salón con la joven de cabello trigal, compartiendo un espacio íntimo de sonrisas y susurros. Tomas sintió la mirada de su hermana y se acercó a ella. La joven supo lo que aquella sonrisa triunfadora significaba.

—Mar, ¿no te molesta ir sola a casa? Es que voy a acompañar a una amiga—dijo Tomas con el rostro iluminado. Mar tomó a su hermano del brazo y lo llevó a un lugar alejado de Jason.

— ¿Estás bromeando? Apenas recuerdo cómo volver...—susurró rabiosa.

—No puede ser tan difícil... escucha, en serio necesito hacer esto. Ella me agrada y yo, al parecer también—confesó con emoción contenida. Mar bufó un suspiro poco creíble.

—Demonios Tomas, ¡es el primer día y ya te enamoraste de una chica que casualmente se asemeja a la plástica de Sofía!—. Exclamó obteniendo la atención que no deseaba de Jason y Brisa.

La Presencia (No todos descanzan en paz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora