Aquella mañana la acogedora almohada había bloqueado sus instintos más primitivos de madre. Incluso para su rutina perfectamente planeada una noche previa, sus pensamientos habían logrado escabullirse debajo de un seductor sueño del que no quiso despertar. Un día desperdiciado no era de gran relevancia para una mujer que se mantenía equilibrada con las facturas e impuestos y supo que merecía un descanso de las agotadoras horas matinales y nocturnas con apenas tiempo de descanso que le dedicaba al hospital. Ana Hilton contempló a su madre con un gesto comprensivo, se acercó a sus mejillas frías y le obsequió un infantil y ligero beso de despedida reservándose las ganas de despertarla. A simple vista el día se mostraba templado, con una baja temperatura y un sol abstracto que perdía brillo entre las grandes nubes grises. Pero eso no parecía detener a la muchacha de sentirse agraciada y llena de esperanzas e ilusiones, en parte se debía al aleteo de mariposas que se desarrollaba especialmente ese día en su estómago al concurrir al colegio. Cruzó la calle y llamó a la casa de en frente. Dos minutos después Gregorio salía a las corridas de su casa, como siempre vistiendo de negro y escondiéndose bajo su largo cabello oscuro. El saludo de Ana fue tímido, sus ojos marrones miraban por debajo de la barbilla de las personas evitando el contacto directo con los demás y haciendo que muchos compitieran por una sublime mirada de ella. Gregorio estaba acostumbrado a su timidez, incluso apreciaba sus cualidades internas como su paciencia y dulzura que empleaba con todos, hasta con la explosiva Helen Bresco, quien la tenía en la mira desde séptimo grado. Ana Hilton era una amenaza para muchas, su inteligencia y bondad generaba envidia en el entorno femenino debido a que atraía indiscutiblemente la atención de los púberos, inclusive de los más "deseados". Pero pocos comprendían los gustos de Ana, de hacerlo notarían que ella ya había caído enamorada de un amor imposible y secreto hace años. Imposible porque el joven desconocía de sus sentimientos hacia él; secreto porque sabía que ese chico en particular estaba en el radar de otra estudiante, una más atractiva y extrovertida y con más posibilidades de obtener su atención. Pero Ana no se desalentaba por aquello, en cambio obsequiaba sonrisas y dulces palabras a todo aquel que se le acercara, y ese sería su error más grande. Ana tenía belleza interior y también exterior, se destacaba en los estudios y tenía amigos que la admiraban, pero su error fue creer que estaba a salvo de las malas intenciones de muchos... ese día en particular creyó que como siempre el día le sonreiría, que lograría demostrar sus sentimientos al joven que la había citado a través de una romántica carta en su casillero y que recibiría su primer beso de película, pero estaba equivocada. Los hechos que la aguardaban en las paredes de Brighton High School eran mortales, en minutos sólo sería un número más en las tasas mundiales diarias de muertes, sería sólo un cuerpo sin vida, un nombre que los alumnos susurrarían en reservadas conversaciones, un recuerdo añorado en el vecindario y un alma en pena que vagaría en las sombras sin encontrar consuelo de su desafortunado y prematuro encuentro con la muerte.
*Nota: Novela PAUSADA indefinidamente.
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La Presencia (No todos descanzan en paz)
Mystery / Thriller"...Muchas almas, dependientes de sus muertes injustas, permanecen entre nosotros... llenas de furia, exigen justicia y no descansan hasta obtener la paz merecida..." Novela registrada en SafeCreative© *Prohibida cualquier copia o repr...