—Señorita Jensen... ¡Señorita Jensen preste atención!—replicó el profesor elevando el tono de su voz. Ella se reincorporó de la silla al oír su apellido y pidió casi desesperada ir al baño. El aire se agotaba mientras intentaba mostrarse estable frente a los pares de ojos que voltearon a verla, entre ellos la de la joven de cabello corto y mirada ácida. El profesor resopló cuando expió el estado en el que esta se encontraba y cedió con un resoplido.
Sintió un fuerte dolor en el pecho al retener la respiración agitada y salir del salón con pasos largos e inestables. Kimberley codeó a su amiga exigiendo que le dijera lo qué había hecho para que Marianela reaccionara de aquella manera, pero Danielle escondió la mirada entre su cabello rojo sangre.
El forcejeo, la falta de aire...
Manos estrangulándola...
El agua sofocándola...
Muerte.
Las imágenes de la difunta Ana Hilton siendo ahogada se repetían aturdiéndola. Apretó su cabeza con ambas manos arrastrando su cuerpo pesado al baño de mujeres. Se sostuvo sobre el lavamanos mientras abría la canilla. Levantó su mirada hacia su reflejo... pero la joven que se reflejaba en el otro lado del espejo no era ella...
Retrocedió por instinto; la joven de rizos castaños la observó con la mirada vacía. A pesar de que compartían el mismo rostro, su vestimenta era diferente y se encontraba desgarrada en varias partes alrededor del cuello y torso. Intentó calmarse liberando escasas lágrimas, recuperó el aliento mientras trataba de aceptar el fenómeno que se estaba produciendo frente a sus ojos. Dejó de ser escéptica por un momento, se acercó con cautela al espejo y movió su mano hacia ella. El reflejo hizo lo mismo.
—¿Ana?—balbuceó detallando el rostro de ella. Sintió un nudo en la garganta ante lo que estaba presenciando. Ana no tenía semejanzas con Mar, porque en realidad, eran idénticas de pies a cabeza. Norma le había dicho que sólo tenían parecidos, pero ahora ya no lo creía de esa manera. Eran dos gotas de agua. Ana imitó sus movimientos, aunque no sus expresiones. Marianela transpiraba y lagrimeaba, Ana sólo la observaba con una profundidad en su mirada vacía, sin parpadear ni emitir algún sonido—, ¿Por qué? ¿Por qué somos...?
No pudo completar la pregunta cuando la figura de Ana Hilton se transformó en agua y se esparció en el reflejo del piso. Mar quedó momentáneamente sin palabras, mientras su verdadero reflejo aparecía en el espejo.
>>...idénticas...—susurró al aire completando su pregunta. Cerró la canilla e intentó recuperar el control de su respiración. Pero el espejo volvió a mostrar una anomalía. El sonido de un dedo rozando el vidrio hizo que volviera a observar hacia su reflejo. Un débil garabato comenzó a deletrearse frente a ella. Mar acercó su boca frente al vidrio y exhaló su aliento caliente. El vapor de dióxido de carbono que emanó de su boca logró hacer más visible la palabra que estaba escrita allí. 8 letras bastante comprensibles frente a sus ojos. Su pulso se aceleró al comprender el pedido de Ana Hilton:
Justicia.
—Justicia—releyó Mar asintiendo. Pero luego se sintió confundida.
¿Justicia?, se preguntó mientras repasaba los detalles del acontecimiento. Lo único que sabía hasta ahora era que Ana Hilton había sido asesinada en las piscinas de competición de Brighton High School, y su asesino estaba pagando por su crimen... ¿cierto?
¿Qué clase de Justicia estaba exigiendo la difunta Ana?
Acercó sus ojos hasta la palabra como si intentara descifrar algún mensaje oculto detrás de estas, pero en cambio, la forma de una mano se extendió en el vidrio tomándola por sorpresa; era como si Ana estuviera atrapada en el otro lado del espejo y exigiera salir. Ser libre.
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La Presencia (No todos descanzan en paz)
Mystery / Thriller"...Muchas almas, dependientes de sus muertes injustas, permanecen entre nosotros... llenas de furia, exigen justicia y no descansan hasta obtener la paz merecida..." Novela registrada en SafeCreative© *Prohibida cualquier copia o repr...