La mañana llegó hermosa y brillante, hacía mucho tiempo que no veía una mañana tan fresca, era delicioso estar en su palacio, podía disfrutar de el silenció de sus paredes, de la suave brisa...del aroma de las flores que Rin había plantado en una parte del jardín hacía tantos años (cosa que odiaba admitir pero le era agradable).Todo era perfecta armonía hasta que escucho movimiento en una de las habitaciones cercanas a la suya, más exactamente, la de Rin. Por el sonido sabía que estaba seguramente buscando algo con desesperación...un golpe, grandioso, esa chica había perdido algo, protestas y murmullos mal humorados, magnífico, era algo realmente importante...un olor salado llego hasta su fina nariz al mismo tiempo que un leve sollozo a sus oídos...!Oh, no¡eso no!
-¿Qué habrá pasado?- Sesshoumaru se levanto de su futon, se cambio de ropa, poniéndose una yukata de color violeta con pequeñas hojas en amarillo, se calzo los pies y salió de su habitación, en silencio, como siempre. ¿Qué habría pasado ahora¿Por qué demonios lloraba su pequeña (ahora ya una jovencita)? Una vez frente a la puerta de la chica se detuvo.
De acuerdo, ahí estaba, la puerta de su protegida, el olor salado era más intenso, de hecho ya comenzaba a picarle la nariz...!Dios¡Malditos humanos, eran tan débiles!
-...Rin- dijo a la vez que tocaba suavemente la puerta-
-...Ah¿s-s-si Amo Sesshoumaru?- incluso la voz de la pequeña se mostraba poco clara.
-Abre la puerta-
-¡n-no puedo!- ¿Qué no podía!Qué no podía?-
-...Abre la puerta- dijo en tono autoritario. Pero la chica volvió a negarse; !COMO!le iba a negar la entrada a ÉL¿al dueño del palacio¡Pero Claro que no! Coloco su mano en la puerta, y la abrió.
-¡A-a-amo nooo!-
...Bien, esto era peculiar, Rin en el piso, con el cabello enredado, con un rostro sonrojado por la vergüenza de...¿vergüenza?
-¿...Rin?- si el youkai estaba sorprendido aunque hizo todo lo posible por no demostrarlo, Rin en el suelo, un suelo perceptiblemente cubierto por kimonos, peinetas, lazos, telas, perfumes, cajas...¿flores!que diablos hacían flores ahí?...Peor aún !Quién le había llevado flores en la mañana sin que él se percatara de su presencia¡Porque a él, a el Gran Sesshoumaru no lo engañaban¡esas flores eran recién cortadas! - ¿Qué ha pasado?- dijo con su misma frialdad, ya mataría al que se atrevió a acercase a...a...a sus habitaciones, si, eso, a las habitaciones de Señor del Palacio.
-¡Por eso le dije que no entrara!- bien, eso era común en ella, una cosa es que viviera con lujos y se supone una buena educación y otra muy distinta es que supiera comportarse como una dama.
-¿...Que paso aquí?- repitió al ver el desastre.
-Bien...-dijo secándose las lagrimas- es que perdí algo.-
¡Maldita sea¡eso ya lo sabía él desde antes de levantarse!
-¿Qué fue lo que perdiste, exactamente?- de acuerdo, con eso no podría evadir su perfecta y lógica respuesta.
-Una peineta que para ser exactos usted me regalo.- ¿él¿cuándo?-
-...- peineta...peineta...regalo de él para una humana, mmm...
-Si¿no lo recuerda?- pasaron unos segundos.
¡OH, NO¡Ese aroma salado otra vez¡Rápido! Peineta, peineta...peineta...CLARO!ESA peineta!
-Si, la recuerdo.-
-...- bien¿qué mas quería? La humana, su humana, no le creía.
-Aquella que te di como obsequio por no meterte en problemas (ni a Jaken) en uno de mis viajes de inspección hace 5 años, 3 meses y 9 días.- ¡Bien! Si la recordaba.