Capítulo 2: Una nueva era.

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Al empezar mi ultimo año de instituto me propuse algo, una meta un tanto varonil y estúpida, me dije a mi mismo que no podía terminar el instituto siendo virgen, una metanastante lejana para alguien que hasta el momento lo único que había conseguido había sido una paja en una clase, pero aún así, seguí adelante con mi meta. 

En esa época todo el mundo utilizaba tuenti, la red social, y como no, yo tenía mi perfil en ella. La verdad es que me hablaban bastantes chicas, sobre todo las más pequeñas que yo, una de ellas era Paula Mora. Paula era una chica con la piel bastante blanca, pelo castaño y ojos azules, sin embargo era bastante normal, tirando a fea. Esta chica estaba obsesionada conmigo y se pasaba los recreos junto con sus dos mejores amigas mirándome continuamente, lo cierto es que hablábamos todos los días por tuenti, pero por mucho que ella insistía en quedar, yo no quería. Después de pasarme una semana rechazando sus proposiciones de quedar, me habló una amiga suya llamada Nora, yo no sabía quien era, y de hecho desconocía que iba a nuestro instituto.

Al ver que me había hablado me metí en su perfil para ver como era, pero no tenía fotos recientes, las fotos que había debían de tener unos 2 o 3 años mínimo, así que sin saber quien era la respondí. Nora trató de convencerme de que quedase con Paula. Al día siguiente, tenía bastante curiosidad por saber quien era, así que junto con un amigo que si sabía quien era, fuimos buscándola por el recreo. De repente, mi amigo me dio un golpe en el brazo y me dijo: " mira, ahí la tienes, esa es, la rubia". Me quedé mirándola, era una chica muy rubia, de estatura media, con los ojos marrones y bastante guapa. A mi desde pequeño siempre me han atraído mucho tanto rubias como pelirrojas, y encima era guapa, así que cuando me habló esa tarde para intentar convencerme de nuevo de que quedase con Paula, empecé a contestarle, flirteando, para ver si me respondía, y para mi sorpresa, resultó que sí, y no solo eso, si no que después de pasarnos hablando varios días, me reconoció que le gustaba mucho y me dijo que llevaba más de medio año así. A ella le gustaba yo y a mi me parecía bastante guapa y atractiva, así que mientras seguía empeñada en convencerme de quedar con Paula le dije: "hablémoslo en persona, y me pensaré si quedar con ella", a lo que ella me respondió: "Vale...".

Así pues, al día siguiente nos encontramos durante la hora del recreo dentro de las escaleras de uno de los edificios que a esa hora debían estar vacíos. Yo llegué primero, y la esperé allí, sentado; tras unos minutos la puerta se abrió, y entró ella bastante cohibida, me levanté inmediatamente y me acerqué a ella, se vio arrinconada contra la pared, y empezó a temblar, yo notaba como le temblaban las piernas, estaba muerta de vergüenza, normal, pues al fin y al cabo tenía dos años menos; así que sin previo aviso, la besé. En ese momento empezó a temblar más aún, pero no paró de besarme, y de repente se abrió la puerta, era el director del colegio. Cuando le vi entrar y mirarnos pensé para mis adentros: "estoy expulsado", sin embargo, para nuestro asombro dijo : "chicos, no podéis estar aquí, salid al patio, y esos cariñitos mantenedlos al mínimo dentro del colegio por favor, que hay niños pequeños".

Increíble pero cierto, después de eso salimos a toda prisa del edificio, y nos separamos sin decir una palabra. Ese día por la tarde no me habló, así que le hablé yo:

-¿Que pasa? ¿Tan malo ha sido?

-No es eso.

-¿Entonces?

-Es mi mejor amiga, no está bien.- me dijo.

-Pues a juzgar por como temblabas y la cara que has puesto cuando lo he hecho, tampoco está tan mal.

-Ni lo menciones por favor.

-Los dos sabemos que te gusto, así que dejemos de hacer el tonto, mañana a la salida te acompaño a casa, a las cinco y cuarto en la salida de atrás, no hay mas que hablar.- le dije yo.

Y me desconecté sin dejar que me respondiese, viéndose obligada a venir. De esta forma, cuando llegó la hora de irnos a casa el día siguiente me dirigí a la salida trasera del colegio, y allí estaba ella con cara de preocupación. La acompañé hasta casa, y ninguno dijo una palabra hasta que llegamos, sacó las llaves y abrió la puerta, y antes de que entrara le dije:

 "¿Qué pasa?¿No vas a despedirte?" . 

Entonces se acercó a darme un beso en la mejilla, y yo me giré y antes de que se diese cuenta me estaba besando en la boca, se puso roja como un tomate y se metió corriendo en casa, así que me fui a mi casa satisfecho, sabiendo que ya lo tenía hecho. Me pasé acompañándole a casa cerca de dos semanas, obteniendo solamente un beso cuando nos despedíamos. Ella no quería que en el colegio se supiese nada, por Paula obviamente.

Un día mientras le acompañaba a casa, sin previo aviso giró y se metió por una calle por la que no íbamos nunca, le pregunté que por que íbamos por ahí y ella me respondió que íbamos a la parte de atrás. 

Al principio no entendí nada, ya que nunca había entrado a su urbanización, resultaba que era una calle con chalets a ambos lados, cercada con vallas, simulando una urbanización. Normalmente yo le dejaba en la puerta principal, por donde entraban los coches, pero ese día me llevó a una entrada con una pequeña puerta. Antes de entrar había una especie de plaza pequeña, rodeada de paredes de ladrillo, donde nunca había nadie.

 Me llevó allí y antes de entrar a su urbanización se giró y comenzó a besarme, pero no como siempre, mucho más apasionadamente, me dijo que no aguantaba más y estuvimos cerca de media hora allí. De ahí en adelante hicimos eso durante todos los días de la relación, su casa pillaba de camino a la mía, así que por las mañanas pasaba por su casa, la recogía e íbamos al instituto, y a la salida de clase íbamos a la plaza. A medida que pasaba el tiempo íbamos haciendo más cosas, quedando más a menudo. No tenía intención de salir con ella, pero pasábamos tanto tiempo juntos y era tan agradable que al final acabamos haciéndolo formal, hasta que se enteró Paula.


Diario de un Capullo Malcriado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora