Capítulo 5: El viaje a Andorra (I).

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Mis amigos y yo pasamos las siguientes semanas haciendo nuestros planes para el viaje, montándonos nuestras películas... También hablé con Nora acerca de lo sucedido en la colina, y a menudo nuestras conversaciones subían de tono. Yo tenía la esperanza de que alguna noche durmiésemos juntos y de poder por fin hacerlo con ella. En una de nuestras conversaciones calientes me dijo que me llevase condones que íbamos a perderla allí. Todo pintaba bien para mí,hasta que dos días antes de irnos de viaje, justo cuando salía del edificio para irme a casa alguien gritó mi nombre, me di la vuelta y vi a mi tutora, Nuria.

Nuria y yo nos llevábamos bastante bien por eso no solía regañarme mucho, y fuera de clase hablábamos como si fuésemos amigos, por eso me extrañó bastante que me gritase de aquella manera. "¡Ven aquí!" me gritó autoritaria, mientras atravesaba toda la planta baja del edificio hasta el despacho de Nuria me crucé con un hombre alto, fuerte y con coleta, que me miraba fijamente, sin embargo yo no le había visto en mi vida. Sin comprender nada entré en el despacho y mi profesora cerró la puerta.

-¿Sabes quien era ese hombre de la coleta?- me preguntó.

- No. -le respondí yo.

- Ese era el padre de Nora, me ha pedido expresamente que os vigile muy de cerca, no quiere que hagas con su hija, lo que él ha descrito como "cosas indecentes".

Tras escuchar esas dos palabras empecé a reírme y Nuria se rió también.

- Bromas a parte, no quiero veros solos por los pasillos, y pobre de ti como os pille en alguna habitación solos. Personalmente no es que me importe, pero como comprenderás el colegio tiene normas acerca de esto, y más aún cuando ha venido su padre en persona a pedírmelo. -me dijo

- Ambos sabemos que lo que me pides es muy difícil que pase profe. -le contesté yo en tono jocoso.

- Yo no he dicho que no lo hagáis, sólo he dicho que pobre de vosotros como alguien os pille, y ahora largo de aquí. -me ordenó mientras abría la puerta de su despacho .

¿¡Qué!? sabía que nos llevábamos muy bien, pero ¿de verdad acababa de decirme eso?

Ni en un millón de años habría imaginado que una profesora podría llegar a decirme tal cosa, pensaba mientras salía del colegio sonriendo.

Esa misma tarde le conté a Nora lo que me había dicho mi tutora, y me dijo que lo sentía mucho por su padre, pero que él era muy protector. Entonces me contó que era bombero de rescate, de esos que hacen operaciones especiales en helicópteros, y he de reconocer que impresionaba bastante; pero yo seguía con mi idea de hacerlo en el viaje, y nadie me la quitaría.

***

Los dos días siguientes se me hicieron completamente eternos, ¿es que no podíamos irnos de una vez? Esta vez no era como las anteriores, en este viaje tenía el doble de ganas, primero por el viaje en sí, y segundo por las ganas de convertirme por fin, de una vez por todas en un hombre.

Cuando al fin pasaron los dichosos dos días, que a mi me parecieron semanas, llegó el gran día. Eran las 6 de la mañana, en pleno febrero y era de noche, a pesar de que había cerca de 150 alumnos con sus correspondientes familiares, reinaba el silencio. 

Lo único que todos queríamos en ese momento era empezar el viaje para poder dormir de una vez. Al ser los mayores, a mis amigos y a mí nos tocó ir en el autobús grande, de dos pisos, mientras que Nora al pertenecer al curso más pequeño de los que iban, viajaba en el otro autobús, uno más pequeño y viejo.

Tras 5 horas de viaje, al hacer la 2 parada para descansar, bajé del autobús, como no vi a Nora a primera vista, decidí que ya la buscaría cuando llegásemos al hotel, y me fui directo a la cafetería, donde estaba mi mejor amiga Laura. 

Diario de un Capullo Malcriado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora