La cruel verdad de Nelson

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En ese momento, Andy había acabado con todos los vendedores de drogas, era un chico muy hábil.

-¿Que rayos está haciendo ese idiota? Se está sobrepasando.

-Bueno, parece que cumplí con el trabajo – dijo Andy -- ¿No es así, Nelson?

Al salir del baño, Andy se dio cuenta de que el primer chico que trato de golpearlo seguía consciente y trato de escapar por una pequeña ventana del baño, pero el chico era demasiado grande para caber por ahí.

-Me impresionas – dijo Andy – usar el truco del inconsciente para escapar. Te puedo asegurar que casi caigo.

Andy se acercaba lentamente hacia el chico. Este por el miedo que sentía cayó al piso de espaldas. Trataba de retroceder pero la pared lo impedía.

-Oye, no estoy tratando de matarte ¿Por qué me tienes miedo? – pregunto Andy

-¡Aléjate! – El ultimo chico consciente saco una navaja y la apunto contra Andy – Aléjate o morirás.

Andy rio. Observaba al chico con tal desprecio que te daban ganas de vomitar, pero él no quería hacerle daño.

-Cálmate – le dijo – Yo no quiero hacerte daño, pero ustedes me hacen enojar y bueno, esto es lo que ocasionan. Cuando me enojo, nadie me para ¿Entiendes?

-¡Cállate! – el chico se levantó y con sus dos manos trato de apuñalar a Andy.

Andy pateo las manos de su agresor y este grito de dolor. La navaja salió disparada de sus manos cayendo lejos de él.

-Por cierto... Tu amigo dijo que eran del Clan Maldito – dijo Andy -- ¿Saben que hay pena de muerte para sus miembros?

-No-¡No es cierto! – Dijo el chico sollozando – Nosotros solo decimos que somos de el para ser populares ¡Nada más! ¡No sabemos nada del Clan Maldito!

-Ah... Ya veo – dijo Andy – Pues por haberme mentido tendrás que pagar el precio... Y el precio es morir.

-¿Qué? – dijo el chico.

Andy se acercó al chico y se agacho posando su mano en su hombro. Le mostró una sincera sonrisa, como si le estuviera perdonando todo lo que hicieron. El chico estaba más calmado y también sonrió.

-Eres una buena persona, amigo – dijo el chico – Prometo que seré una buena persona como tú.

-No lo creo – Andy le dio un fuerte golpe en la nuca, dejándolo inconsciente.

Andy suspiro. Aquellos chicos eran los comerciantes que debían eliminar. El trabajo estaba hecho.

-El trabajo acabo, Andy – dijo Nelson, estrechándole la mano para que pueda levantarse -- ¡Otra misión cumplida!

Andy miro a las chicas que estaban escondidas. Se acercó para ayudarlas, pero estas estaban muy mal de la cabeza.

-¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Idiota! – Exclamo una de las chicas – Ellos eran los únicos que nos vendían las pastillas ¿Ahora qué haremos? No hay más comerciantes.

-Solo les trataba de ayudar – Andy se alejó de ellas por un momento.

-No tienes piedad, eres un completo idiota – dijo la joven soñolienta

-¿Cuándo las personas han tenido piedad? – Dijo la otra Joven -- ¡Desearía que nunca hubieras existido!

Andy y Nelson estaban confundidos ¿No era lo que hicieron un bien para la sociedad? El mundo está cada vez más raro, pensaron. Así era el día a día de esos dos chicos. Nunca comprendieron porque las personas siempre prefieren el mal que el bien.

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