Abby y Laura

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Han pasado unos días desde que tuve el cruce tan cómico con el empleado de mi vecino. Obviamente luego de nuestro diálogo poco furtivo fui hasta la puerta de Víctor para realizar mi reclamo sobre lo molesto que resultaba la obra y mi necesidad de descansar, pero como debía imaginarme él ya no se encontraba en casa. Todas las mañanas partía temprano hacia su estudio jurídico. Su empleada doméstica prometió comunicarle mi queja y creo que lo hizo porque desde entonces los golpes comienzan a partir de las 7:45 am no es mucha diferencia pero al menos obtengo unos minutos más para descansar.

  Los ruidos de la obra en la mañana nuevamente son insoportables y no me encuentro con mucha paciencia como para poder tolerarlos. Bajo de mi habitación y decido llamar a Laura, mi amiga y gran confidente de varios años. Nadie ha llegado a conocerme tanto como ella. Morocha como yo y con una cara angelical, ha logrado romper varios corazones, pero últimamente las dos nos encontramos envueltas por una soledad un poco fastidiosa. Bromeamos juntas pensando quien sera la primera que logre encontrar el amor y nos prometimos no abandonar a la otra en el hipotético caso de que eso pase. A pesar de todo resulta ser un poco extrovertida pero su personalidad logra equilibrarse con mi tranquilidad que tanto me caracteriza. Marco su número y luego de un tono contesta.

-Abby, desaparecida!! Al fin te acordaste de mí. No estarás necesitando algo y por eso me llamas tan temprano, no?- Entorno los ojos poniéndolos en blanco mientras termino de escuchar su frase.

-Hola Laura, yo también te quiero y estoy bien. Llamaba para preguntarte si estabas libre para tomar un café mientras nos ponemos al día con nuestras vidas. Llevo las medialunas dulces que tanto te gustan. Si aceptas obviamente!!

-Como te gusta chantajearme y lo peor de todo es que con las medialunas dulces siempre te da resultado. Dale ya pongo a calentar la cafetera y apúrate en llegar que me gustan recién salidas del horno.

Cuelgo con una sonrisa en el rostro mientras me sobresalto nuevamente por otro golpe en mi pared. Dios, hoy no estoy de humor para aguantarlos, me cambio rápido y salgo para encontrarme con Laura. La mañana presenta un aire primaveral y cálido por lo que decido caminar hasta la casa de mi amiga después de comprar "mi chantaje". Toco timbre y baja enseguida a abrirme, dudo por un instante si la rapidez se debe a mi amistad o por lo que traigo empaquetado, no importa la quiero igual fuera cual fuera su interés. Amo las charlas con Laura acompañadas de su rico café. Si hay algo que tengo claro es que puedo confiar en ella, se muy bien que cualquier secreto queda bien guardado en su corazón y si tiene que darme un consejo sea malo o bueno me lo dirá sin tapujos. Por lo que comienzo por primera vez a cuestionarme si contarle o no la sensación que tuve cuando logré cruzar mi mirada con el impactante albañil.

Le hago un pantallazo sobre la remodelación que Víctor a decidido realizar en su quincho. Le comento sobre mis descansos frustrados y como era de esperar pregunta con interés y con una chispa en sus ojos cuantos son y como se ven los trabajadores de la construcción. Retengo una carcajada y nombro solamente dos de los individuos, obviamente paso por alto el bombón que logré bañar con mi manguera. Tomo café y un silencio invade el departamento por lo que mi amiga comienza a sospechar que hay algo más de lo que debería hablar y por alguna razón que desconozco decido no hacerlo.

-Cuéntame de una vez Abby, te conozco, algo pasa-. Me exclama mientras aplica una mordida sobre la medialuna.

-Nada Laura, hace tiempo que no hablamos, además no estoy de humor, quería que me contagiaras un poco de tu buena energía- digo en un tono lo más neutral posible tratando que mi amiga no descubra lo que he decidido ocultar, no hablaré hasta que no esté segura de lo que sentí cuando ví a ese joven.

Lo deja pasar, sin volver a preguntar. Nos despedimos y me vuelvo hacia mi casa. Comienzo a desempacar algunas cajas hasta que se cumple el horario justo para darme una ducha. Termino de prepararme y salgo directo a mi trabajo y nuevamente busco como una estúpida con mi mirada y mi corazón acelerado, con la esperanza de volver a ver aquel hombre que logró disparar a mil mi sistema nervioso. Pero una pregunta aparece en mi cabeza

-Habrá sentido la misma atracción por mi tal como yo la sentí por él ???...


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