Capítulo 4

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Robin no podía creer lo que acababa de oír. ¿Que pretendía? Él no sentía nada por ella. ¿Acaso la iba torturar a cosquillas o buscar cosas valiosas en su habitación? En todo caso estaba asombrada.
-Obedece-dijo de manera muy fría
Ella se situó en frente de la pared. Zoro le dijo que se pusiera mirando hacia él. Vió como cogió de debajo de la cama dos botellas de sake, destapó una y le dió un sorbo. Luego fue adonde estaba ella. ¿Acaso sabía que él ganaría?
-Bebe un trago. Ya que querías todo mi sake no voy a ser malo y te dejaré probarlo.
Bebió un poco y él le mandó beber más. Luego dejó la botella en el suelo. Zoro tenía una sonrisa perversa. Con delicadeza, le tapó los ojos. Ella estaba nerviosa y no podía parar de imaginarse cosas raras que él le podría hacer.
-Me gustas Robin. Jamás he podido decírtelo, sé que te traté mal. Te lo compensaré. No se que teneís tu y Law pero espero que a partir de ahora seas solo mía.
Y la besó. Ese beso sabía a gloria. Tantos años siendo nakamas y justo ahora él ataca. Ese hombre peliverde que era tan masculino y sexy, aquella mujer misteriosa y bella... Zoro le quitó el vendaje con la misma delicadeza que había tenido antes.
-Veo que eres bastante dulce-dijo con mirada pícara
-Aún no has probado mi lado salvaje mujer.
Besó a la morena apasionadamente mientras le quitaba aquel vestido rojo que claramente sobraba, se ruborizó al ver el semejante tamaño de sus pechos y de sus pezones que estaban realmente duros. La empotró contra la pared y ella se acordó de la escena que había tenido con Law. Soltó un leve gemido.
-Gime lo que quieras nadie te va a oír.
Zoro cogió el sake y derramó un poco sobre los pechos de ella. Empezó a lamer sus pezones como si la vida le fuera en ello y sus cuerpos empezaron a acelerarse. El peliverde disfrutaba muchísimo lamiendo y escuchando los gemidos de Robin, quería gozar al máximo.
-Zoro... quiero probar el sake tambien...-dijo casi sin aliento
Robin cogió la botella y derramó un poco por el cuello del chico, se pegó a él para que notara bien sus pezones en sus abdominales y empezó a jugar con su lengua en aquel cuello moreno. Luego subió hacia la boca de el y lo besó con fogosidad y muy rápido. La volvió a empotrar contra la pared y ella le quitó toda la ropa menos los boxers, así estarían igualados. Se le notaba demasiado la erección y se veía que la tenía demasiado grande. Zoro no pudo evitar sonreir por el asombro que tenía aquella mujer.
-En un rato la tendrás dentro.
Cogió a la morena por las caderas y la llevó hacia la cama, se puso encima de ella y siguió jugando con eses enormes pechos y sus duros pezones. Cada vez que ella gemía tenía más y más ganas de penetrarla. La iba a hacer completamente suya. Lamió sus pezones y fue bajando poco a poco con su lengua hacia donde se encontraban las bragas. Tocó su sexo y ella no pudo evitar gemir. Le sacó aquellas bragas que estaban demasiado mojadas con la boca, ella estaba demasiado excitada. Metió un dedo, luego dos y empezó a jugar, la morena gemía, sabía que le faltaba poco para el orgasmo. No dejaba de gritar su nombre y eso le ponía muy cachondo.
-Zoro... para... voy a...
Al escuchar eso fue más rápido hasta que ella llegó al orgasmo. Sacó los dedos y empezó a chupar, ese líquido sabía 100 veces mejor que el sake, disfrutó hasta la última gota. Ella respiraba fuertemente. Robin se incorporó y esta vez ella se puso encima de él.
-Ahora me toca a mí.
Empezó a besar su cuello y poco a poco la lengua de la morena fue bajando, el chico tenía unos impresionantes abdominales. Bajó hasta encontrarse con el boxer que molestaba y pudo ver aquella monstruosa erección. Eso era imposible que entrara toda en su boca.
-No me va a entrar toda...
-Prueba
Empezó a dar pequeños lambetones en la punta y poco a poco se la fue metiendo en la boca. Zoro gemía, quería correrse. Mientras jugaba con ella en la boca, con las manos empezó a masajearla. Zoro la agarró del pelo mientras ella chupaba para marcar el ritmo. Gemía cada vez más fuerte hasta que se corrió en su boca. Robin se lo tragó todo. Pero ellos aún querían más. El peliverde seguía teniendo una erección tremenda asi que puso a la mujer a cuatro patas.
-Si soy demasiado bruto, avísame.
Robin asintió. El peliverde masajeó sus pechos y ella sentía la erección de él pero aún no estaba dentro. De repente la metió, salvajemente y ella no pudo evitar gemir muy fuerte. Le dió lento pero poco a poco fue más y más rápido hasta el punto de que los dos se corrieron a la vez. Se quedaron unos minutos en la cama, respirando fuerte.
-Has estado genial mujer
-No tanto como tú -sonrió
De repente, Law apareció allí.

Triángulo Mortal (LawxRobinxZoro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora