5.Labores del hogar y aprendiendo a estar con un niño.

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April.

El Señor Sangster me deja en su casa y posteriormente se marcha a su trabajo. No tengo idea de en qué trabaja, pero debe ser algo muy importante porque desde que lo conocí siempre lo he visto muy arreglado, incluso en el supermercado.

Debido a que me dio órdenes explicitas de no ir a mi departamento por mis cosas hasta después de recoger al pequeño Dylan, decido llamar a mi hermano Mathew para que él vaya por mis cosas y me las traiga.

Durante la espera me pongo a analizar lo que tengo que hacer, y lo primero en la lista de instrucciones del Señor Sangster es limpiar la casa, recuerdo perfectamente sus palabras.

Antes de que me ponga a limpiar la cocina, el timbre de la casa suena y sé que es Mathew.

—En verdad que tus cosas pesan horrores—dice mi hermanito quejándose al entrar con mis maletas.

—Claro, cómo estás April, yo muy bien Mathew y tú, muchas gracias por preguntar— le digo sarcástica después de cerrar la puerta de la casa.

Mathew deja las maletas en la sala y posteriormente me mira con arqueando ambas cejas.

—Lo siento hermanita, ¿cómo estás? Listo, ya lo dije ¿Contenta?

—Sí, y mucho hermanito. Gracias por traer mis cosas— le digo acercándome a él para plantarle un beso en la mejilla.

Ante tal gesto, Mathew sonríe y sus hoyuelos se le forman en ambas mejillas. Eso es algo que siempre me ha parecido tierno, sus hoyuelos son tan lindos que de niño traía locas a todas nuestras compañeras de la escuela. Ahora ha crecido y no es la excepción entre las mujeres, siempre está con una chica o con mujerzuelas como las llamo yo, ya que siempre son aventuras de una noche y ellas están totalmente de acuerdo aunque en algunas ocasiones ellas tienen novio. Pero no las culpo, mi hermano es guapo y eso siempre lo he sabido. Sus ojos azules como los míos, su tez blanca y su cabello azabache lo hacen muy atractivo, pero también tierno porque tiene cara de niño. De hecho nadie puede creer que él sea tres años mayor a mí, sino que la mayoría de la gente piensa que es unos seis o siete años menor.

—Así que ahora mi hermanita pasó de ser una Astrofísica graduada a una niñera.—Dice dirigiéndose a uno de los sillones de la sala.

—No te burles. Es el único trabajo que encontré. Además, lo acepté porque me agrada el niño—digo cruzándome de brazos ante su burla.

—¿El que conociste en el supermercado?—Pregunta frunciendo el ceño.

—Sí, él.

Mathew se inclina hacia delante y recarga sus brazos en sus piernas.

—¿Sabes? Eso es raro, porque tú detestas a los niños pequeños. Y que vayas a cuidar a uno no es normal en ti. ¿Estás segura de que eres mi hermana?

—Ja ja, que chistoso pero aunque es cierto que no me agraden los niños del todo, este niño tiene algo diferente. No sé qué es pero no es como los otros, él no es malcriado ni grosero.

—¿Y cómo estás tan segura de eso?

—Me creerás una loca pero no sé cómo explicártelo, simplemente lo sé y ya. Es extraño.

—Lo que es extraño es esta situación y tú hermanita. Cada vez más creo que no eres mi hermana, alguien hizo algo con April Mayer.

—Mejor deja de molestar y ayúdame.

—¿Qué? ¿En serio me estás pidiendo ayuda?

Hago una mueca y digo:

—Deja de molestar y mejor dime si me vas a ayudar o no.

La apuesta de mi vida ✓TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora