7.Invitación

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Adam.

Ha pasado ya una semana desde que April se volvió la niñera de mi hijo y vive con nosotros.

Dylan por supuesto se encuentra maravillado con ella y yo... Bueno yo aún no me he acostumbrado a no estar con mi hijo por las tardes y a que ella esté viviendo con nosotros.
Sobre todo lo que más me disgusta es que últimamente tengo demasiado trabajo por las noches y eso me impide salir temprano.

Aunque Amber tiene razón. Yo soy el jefe y aunque me gusta hacer los diseños yo mismo, tengo que dejárselos a alguien más para poder estar con Dylan por más tiempo. Porque es verdad lo que dicen, los años de nuestros hijos no regresan y el no aprovecharlos es una idiotez.

Siendo honesto debo admitir que hasta me he sentido algo celoso de April. Dylan se ha encariñado demasiado rápido con ella, no sé, le tiene tanto afecto que en cierta forma me siento desplazado por ella. Sin embargo no debería sentir eso, teniendo en cuenta que yo soy el padre y ella sólo es la niñera. No es nada de Dylan.

Hoy estoy en mi oficina charlando con Amber acerca de mi pequeño y de su nuevo empleo.

Ella está sentada en la silla giratoria frente a mí mientras da vueltas como niña.

—¿Y cómo le va a April con Dylan?

—Bien. Pero creo que se está encariñando de más con ella.

—¿Crees que esté viendo una figura materna en ella?

—No lo sé, pero me preocupa porque cuando entró a trabajar me específico que si encontraba un empleo de lo que ella realmente es, se iría y yo estuve de acuerdo. No quiero que Dylan se encariñe con ella. Además ella no es nada, sólo su niñera.

—Aguarda— dice deteniendo la silla—. ¿Estás celoso?

—Eh... No. Sólo preocupado por lo que ella dijo. Si ella se va no sé quién cuidará de Dylan—. Respondo mirando la pantalla de mi ordenador.

—...No sé ni que decirte. Y siendo honesta no deberías de ponerte celoso.

—No estoy celoso, ya te lo dije. Y creo que lo mejor será ir pensando en buscar otra niñera si eso sucede.

—Ay Adam—dice soltando un gran suspiro.

—¿Qué?

—Nada, nada. Mejor cambiemos de tema, como... ¿Qué pasa contigo?

—¿Conmigo?

—Sí. No me refiero a los celos sino a que, ¿nunca vas a tener una pareja?

—¿Una madrastra para Dylan? Ni loco. Por lo que he visto, las madrastras son crueles y yo no le voy hacer eso a mi hijo.

—Bueno,en ese aspecto creo que tienes razón. Pero...

—Sí. Además, yo no quiero tener pareja. Estoy bien así como estoy ahora. Sólo Dylan y yo.

—Está bien pero tampoco tienes por qué alterarte .

—Lo siento—digo arqueando ambas cejas. Amber frunce la comisura de sus labios y entonces se me ocurre preguntarle lo mismo.— ¿Y tú Amber, cuándo vas a presentarme a un novio formal?

Esboza una gran 'O' y negando con la cabeza dice:

—Sabes perfectamente que no quiero compromisos. Nunca he tenido uno y no me importan.

Y vaya que lo sé bien. Amber es de las que piensan en tener sólo un simple acostón, pero nada formal.
Y eso me preocupa porque aunque ella no es mi hermana, yo la quiero como tal y quiero lo mejor para ella. Además siempre he creído que un simple acostón no es nada bueno. Está bien que disfrute de todo pero no así. Debería de pensar más en ella a futuro.

La apuesta de mi vida ✓TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora