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Semanas después yo estaba convencido de ser un imbécil y un estúpido. Pude haber arreglado las cosas con Jane. Como también pude haber follado con Emma el sábado pasado. ¿Quién iba a darse cuenta? Nadie. Estaba seguro. De igual manera Dev sacó planes para las vacaciones de verano. Quise suponer que esto iría mejor, y yo probablemente me olvidaría de Jane. De cualquier modo en que la viera. Tan solo quería olvidarme de eso.

Devone no era una chica mala, me agradaba. No me molestaba o jodía todo el tiempo. Se mantenía al margen y claro, me hacía de todo en la cama. Por eso no quería cambiarla, nuestra relación estaba bien, me sentía bien. Aunque no del todo, o como me gustaría que fuera. Pff. Si tan solo pudiera llevar las riendas de mi propia vida y saber qué es lo que estoy haciendo mal.

Miré de reojo por la ventana. Estaban dos mujeres caminando hacía la puerta de mi casa. Una de ellas era Jane. Y la otra no lograba reconocerla de algún lugar. Me sentí avergonzado. Estaba en bóxer, y creo que teníamos visita. ¿Habrá venido a verme? ¿Le intereso? ¿Se sintió mal por la otra vez? No puedo olvidar que ella haya hecho eso, ignorarme. ¿Qué se creía? ¡Dios mío! Solo nos mirábamos por mínimas de segundos y luego ella ponía los ojos en blanco. Molesta. Creí que lo mejor era ignorarla del mismo modo que lo hace conmigo. Trataré de ser un imbécil con ella, si eso es lo que quiere. En cambio sigue pegada como mosca en una mierda; en aquel chico. Scott. No tenía idea de quién diablos era, pero comenzaba a molestarme su presencia.

« ¿Estás celoso, Lerman? » Dijo mi parte buena con picardía. ¡No! ¡No! Y ¡No!

Mi puerta se abrió de prisa. Y abrí los ojos como platos. Ella abrió la boca en forma de O y se tapó los ojos. Corrí de prisa a mi armario. Saqué unas prendas y las deslicé por mi cuerpo con rapidez.

— No debí entrar así. —dijo cerrando la puerta detrás de ella.

Corrí a la puerta y la abrí. Estaba riéndose con demasiada gracia. Sonreí y ella volteó con sus mejillas rosadas. Mordió su labio inferior y entró a mi recámara sin siquiera preguntar.

— ¿Qué es gracioso? —le pregunté mientras cerraba la puerta.

— Estoy aquí por mi madre. Ambas son muy amigas. —me dijo dejando caer su trasero en mi cama.

— Deberías tocar la próxima vez. —señalé esperado una sonrisa, un grito o algo. Al ver su rostro decaído la miré y me senté a un lado.

La miré por más de tres minutos. Lágrimas caían sin control de sus ojos. Mojaron sus mejillas rosadas y la abracé, sin pensarlo. Ella apretó su rostro en mi pecho y lloriqueó aún más. Nunca alguien había llorado conmigo, o... En mi presencia. No entendía por qué me mostraba que estaba mal, que, seguramente necesitaba de mí. ¿De mí? Me pregunté dudando.

— No sé qué tengas, pero...

Me cogió el rostro con sus dos manos y me besó. Apretó sus labios en los míos. Con fuerza. Sentí su lengua buscar la mía, pero para ser sincero no quería besarla. No podía. Dev me daba igual, el problema era yo y esa maldita electricidad recorriendo mi cuerpo.

— ¡¿Qué es lo que no entiendes, Lerman?! ¡ESTOY ENAMORADA DE TI! —me gritó levantándose del colchón.

Me quedé helado. Negué con la cabeza.

— Estas bromeando, cariño. —le dije encarándola. Ella tenía novio, joder.

— ¿Bromeando? Porque no lo asumes, Lerman. ¡Me gustas! ¿Sabes lo que eso significa para mí? ¡No lo sabes! Tú empezaste con todo esto. Ahora tú, ¡sácame de esto!—exclamó señalándome con su dedo índice mi pecho.

— ¿Y tu novio Scott? —le pregunté enfadado.

Comenzó a reírse nerviosa. — ¡Joder! ¡Ya no puedes ser más imbécil, Lerman! Es mi estúpido primo.

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2015 ⏰

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