Prólogo

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La oscuridad inundó mis pupilas aquella madrugada cuando me desperté exaltada por ninguna razón. Diez de marzo de dos mil quinientos noventa y tres, tengo catorce años, pero por un aura extraña dentro de mi casa sentí un escalofrío en toda la espalda, y sentí la necesidad de acudir a mis padres para que me acompañaran a dormir de nuevo. Al sentarme en la orilla de la desgastada cama, me sentí como una extraña sentada en una cama extraña, en una habitación extraña y en una casa absolutamente extraña. Tomé mis botas por la gran lluvia que había, y me acerqué a la puerta.

Papá y mamá se encontraban discutiendo mientras los sollozos de ella se disipaban en un silencio abrumador a sabiendas del dolor que sentía. Me guié hacia la luz de su habitación que se encontraba medio abierta, y escuché la última oración de mi padre "Te prometo Danielle, resolveré todo esto y volveremos a estar como antes" mientras le tomaba para darle un abrazo sincero y un beso en la sien.

Dudosa, regresé a mi habitación al tiempo que escuchaba que se incorporaban y estaba dispuestos a salir de la habitación, corrí lo más silenciosa que pude y cerré la puerta tras de mí, me acosté y fingí estar dormida. Automáticamente escuché como apagaban la luz de su habitación y bajaron las gradas para la cocina.

Mi hermano Ronald despertó igualmente asustado como yo mientras mi hermana pequeña Denisse comenzaba a llorar, algo simplemente estaba demasiado extraño en esa noche, una noche demasiado fría y siniestra para la época de primavera.

Salí de mi habitación y me encontré con mi hermano, con una expresión de angustia, lo tomé de la mano y decidimos bajar las escaleras para ver que alguien tocaba la puerta desesperada y molestamente; nos escondimos detrás de la repisa marrón y alta, y un hombre desconocido entró sin que nadie le abriera.

-Veamos, ¿Qué vamos a hacer Ricardo? - dijo un hombre desconocido con dos armas en las manos y otros dos hombres tras de él.

- Hay que ser razonables ahora Jack, no aquí, no frente a mi familia. Salgamos y discutamos este asunto.­- interfirió mi padre mientras se posaba frente a mi madre para defenderle.

-Se te ha acabo el tiempo, creo que no hay más para ser razonables. No has cumplido con la promesa. Te ha llegado la hora. - el desconocido apuntó con ambas armas a mi padre y yo solté un pequeño grito.

Ronald inmediatamente tapó mi boca con su mano, pero fue demasiado tarde. El hombre volteó a verme mientras una de sus armas me apuntaba. Papá agregó:

-Hombre, por favor. Vámonos de aquí y no metas a mi familia más en esto. Ya ha sido suficiente. -

-Está bien. - guardó sus armas mientras me miraba con una cara indiferente. -Vamos a otro lado. -

Los dos hombres tomaron a papá y el supuesto Jack se acercó lentamente a mi mamá, le acarició la mejilla sutilmente y murmuró algo que no alcanzamos a escuchar. Regresó dando pequeños saltitos y se volteó hacia mamá:

-Debiste decidir mejor Danielle...- y nos volteó a ver a Ronald y a mí mientras salía al jardín con los dos hombres y papá.

Todos nos quedamos paralizados mientras los lloriqueos de Denisse se escuchaban al fondo del sonido de siete balas que quitaban el silencio.

Dos Destellos Iguales (Actualizando)Where stories live. Discover now