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Es lunes, hace una semana que me encuentro en este estado, pero me siento mucho mejor que hace tres días. Mis moretes han comenzado a desaparecer, mi rostro se ha deshinchado y mi brazo duele mucho menos que antes.

-Elizabeth, necesitas cambiar esa venda- Mi madre veía con asco la venda que sujetaba mi brazo con la tabla.-Y date un baño.-

-Mamá, estoy adolorida. Además me bañe ayer. He estado durmiendo mucho, no me molestes.- dije bromeando mientras me dirigía al baño.

-Apresúrate hija. Saldremos con Ronald, iremos a hablar con algunas personas.-

-Está bien mamá, ahora salgo.- cerré la puerta tras de mí y me duché rápidamente.

Cuando salí de bañarme mi mamá y mi hermano ya se habían marchado. Era temprano, eran las siete cuarenta y Denisse aún dormía. Bajé a desayunar y busqué otra venda como mi madre me había dicho, y la cambié; luego me senté en la sala a leer una revista.

Eran las nueve de la mañana, estaba aburrida, mi hermanita no se había despertado aún y no habían vuelto mi madre y Ronald. Subí a mi habitación y tomé mi libreta, esa libreta que me había acompañado desde hacía dos años, me había hecho desahogarme en momentos difíciles y en él plasmaba cada una de mis preocupaciones. Comencé a escribir acerca de la miseria que había estado viviendo en las últimas semanas, eran ya las once de la mañana; cuando Denisse tocó a mi puerta.

-Eli, ¿dónde está mamá?- estaba llorando, me parecía extraño.

-Salió con Ronald a resolver unos asuntos, ¿Por qué lloras?- Ronald entró a mi habitación alterado y con los ojos rojos. –Denisse, vete a tu habitación ahora.-

-¿Qué está pasando?- mi hermana lloraba aún más al ver a Ronald así.

-¡Vete Denisse! Ve a tu cuarto ahora mismo.- dije con un tono un tanto brusco para que me obedeciera. Hasta que por fin se fue llorando más. Ronald entró en mi habitación y cerró la puerta tras de sí. -¿Qué pasó? ¿Por qué llora Denisse? ¿Por qué estás así?- se sentó en mi cama y se llevó las manos a la cara.

-Tienen a mamá.- se le quebraba la voz. –No pude hacer nada.- soltó con un hilo de voz. El pánico me inundó rápidamente. ¿Cómo había ocurrido?

-qu.. ¿Qué? ¿Cómo pasó?- sentía pánico y ansiedad al mismo tiempo, me dolía el pecho, me estaba costado respirar.

-No lo sé, Elizabeth, no pude detenerlos. Estábamos caminado para encontrarnos con quienes nos ayudarían con todo este plan, estábamos a unas cinco cuadras...-Se le quebraba la voz- apareció Jack mientras entraba a una tienda a comprar una ofrenda. Cuando salí, solo vi como Nango metía a mamá a su estúpido auto.- Jamás había visto a Ronald llorar y jamás había sentido algo tan horrible en el corazón.

-Ronald...- No sabía cómo consolarlo, yo no podía consolarme a mí misma en esta situación.-No fue tu culpa.-

-Si lo fue, yo sé que lo fue.- Me dolía en verdad verlo así. Tenía un nudo en la garganta.- yo insistí Eli, yo le dije que me esperara afuera, yo insistí en todo; todo esto es mi culpa.-

-No lo es, las cosas pasan. Cómo lo de papá,- se me quebró la voz.- no fue culpa de nosotros, no lo fue. No te culpes así, lo resolveremos de alguna forma.-

Sobé su espalda mientras escuchaba cómo Denisse corría a su habitación. ¡Diablos! Lo había escuchado todo. No quiero que sufra. Ronald levantó la cara y me miró con incertidumbre. Nos limpiamos las lágrimas del rostro y salimos de mi habitación para ir a la de ella. ¿Qué decirle?

-Denisse.- la escuchaba llorar, había atrancado la puerta y no podíamos entrar.- ¡Denisse! ¡Abre la puerta! Deja que hablemos.-

-¡Ya dejen de ocultarme cosas!-Gritó desde dentro.- Escuché todo, odio que no me digan nada. ¡Quiero a mamá y a papá a mi lado! –Era horrible escuchar a mi hermana diciendo eso, ella sabe muy bien lo que está pasando; ni ella, ni Ronald ni yo queremos que pase otra vez.

Dos Destellos Iguales (Actualizando)Where stories live. Discover now