Es una soleada y muy calurosa mañana de un lunes de julio. Acabo de despertar en mi cama sin las sábanas y con un calor insoportable. Intento prepararme mentalmente para regresar a mi trabajo después de lo que pasó el sábado.
Me visto con mi overol más limpio y bajo a la cocina para ponerme un poco de hielo en mi ojo morado; y volteo por el desayuno que mi madre ha preparado. Es mi desayuno preferido desde niña: emparedado de jamón, huevo y queso, leche con chocolate y una tostada con jalea de fresa. Mi madre me prepara ese desayuno, que ahora es demasiado costoso, solo en los días que necesito estar bien, sentirme mejor y estar feliz por lo menos un momento del día. Comí lo más rápido que pude, pues ya iba quince minutos tarde, y salí de mi deteriorada casa.
Afuera ya estaban las grandes filas de personas esperando su turno en la fila para poder laborar. Ya se me había pasado más de medio kilómetro de personas hasta mi posición. Corrí lo más discreto posible entre las personas para que los guardias no me vieran, iba agachándome entre estas hasta que logré encontrar mi posición. Les pedí a mis compañeros que abrieran mi espacio dentro de la fila y los saludé con un discreto saludo de mano.
Unos diez metros antes de llegar a la fábrica surgió un incidente. Un pobre novato, se notaba que estaba pasando por sus primeros días. Tuvo la osadía de sacar una galleta de su bolsillo y comenzó a comerla mientras caminábamos. Era obvio lo que iba a pasar. Los guardias que se encargaban de arrejuntarnos y arrearnos como vacas, sacaron al pobre chico de las filas, lo bombardearon con preguntas absurdas y comenzaron a golpearlo porque había cometido una falta menor. El chico parecía tener unos dieciséis años y se notaba su falta de experiencia, además de su obvia decisión de no leer el reglamento para el trabajador.
Lo que más odio de presenciar esto, es que es de casi todos los días. Pero esto ya no podía tolerarlo, el pobre chico estaba gritando de dolor, y como siempre; yo tuve que abrir la boca.
-¡Dejen de golpearlo de una vez! - Le grité a Dan, un guardia o "aplacador" como nos gusta llamarlos; sin tomar en cuenta las evidentes consecuencias próximas. Todas las filas se detuvieron para observar aquella escena dramática.
-Oh, parece que tienes novia- dijo Dan, quien además de detestarme solo a mí, detestaba a toda mi familia. Soltó al chico y se dirigió a mí.
-¿Por qué no dejan de ser unos idiotas y hacen lo que de verdad deberían estar haciendo? Siendo guardias y defender a los ciudadanos. Dejen de ser una bola de bastardos de una vez.- Se me salió, al mismo momento que le golpeaba en la cara... de nuevo sin recapacitarlo.
Era de obviar, esas palabras no se les debe decir a los guardias, no se les golpea en la cara, y mucho menos, se hace eso enfrente de los demás, quitándoles la supuesta autoridad que poseen. Luego de cinco segundos me arrepentí de haber hablado y de haberlo golpeado. Soltaron al chico y me tomaron de los brazos y me pusieron con una rápida maniobra contra la pared.
-De nuevo dando problemas Monteros ¿Qué problema tienes con seguir el maldito reglamento? - Me dijo en el oído desde mi espalda el mismo guardia.
-Tengo el problema de tenerlos a ustedes a la vista- Me costaba respirar con la fuerza con la que me presionaban- Ustedes son unos malditos. -
-Entonces te someterás a las consecuencias de nuevo chiquita. Veo que no se te ha ido el moretón del ojo- Otro guardia tocándome la mejilla.
-No... me toques. - Intentaba zafarme, pero mis maniobras eran en vano, no tenía la fuerza necesaria.
-¡Sigan caminando! - Les dijo a los demás civiles - De ti nos encargaremos ahora. -
Me subieron al auto más temido de todos. El destino que me esperaba era horrible, estaba segura de lo que iba a pasar, pues ya me habían llevado unas veces con anterioridad; de hecho, me habían llevado el sábado pasado.
YOU ARE READING
Dos Destellos Iguales (Actualizando)
General FictionEl nuevo siglo, el cual es muy esperado para la mayoría de la población en todo el mundo; quienes, en este siglo, han vivido de una forma humillante e indignante, con mucha escasez de recursos ambientales y básicos para sobrevivir. Yo al no quedar...