Y entonces tú...

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Entregue mi hoja, en blanco, y salí arrastrando los pies del aula. Qué vergüenza, no sabía cómo mirar a la profesora después de eso. Ya tenía suficiente para toda la semana, y recién era lunes.

Salí del edificio, y lo vi.

-¿qué haces aquí? - mi expresión debe haber tenido algo de gracia supongo, porque Juan comenzó a reír, y obvio, yo a sonreír como idiota al verlo.

-Es que te olvidaste tu teléfono en mi casa cenicienta - continuó riendo- no sabía cómo sonaba "libre soy" en inglés.

-Es una bonita canción- dije arrojándole un bollo de papel - y no puedes quejarte, bien que la reconociste.

-¡touché! - dijo elevando una ceja, he sido derrotado. Ahora por eso, debo llevarte a tu casa, a menos que, claro, quieras pasear.

-Aam... -no sabía que responder, mil ideas vinieron a mi cabeza, y todas tenían que ver con él - estoy algo cansada - respondí - además, con lo mal que me fue hoy, creo que debería estudiar para el recuperatorio desde ya.

-De acuerdo - dijo levantándose. Extendió su mano, me entregó el teléfono y empezó a caminar en dirección al auto - pero me lo debes.

Todo el viaje fuimos hablando de dibujos animados, cantando (su versión de "yo quiero un héroe" de Shrek es imperdible) y hablando de juegos.

-Bien, llegamos.

-Sí - dije frustrada - bueno, em...gracias.

No quería irme, quería que me invitara a algún lado, que dijera "quédate conmigo", me besara y fuéramos felices; y de pronto, arruinando mi fantasía, llegó a mis pensamientos la chica de cabello de oro. Todas esas fotos - de esa perra- pensé- en su casa, de esa que todavía no sabía quién era. Podría ser una hermana, sí, o su madre de ¿joven? Claro que no, no era parecida a él ni un poco. Mi cara de felicidad de pronto se tornó pura seriedad, una sensación extraña comenzó a recorrerme, y lo comprendí. Eran celos. Pero ¿de quién? Supongo que debo haber sido un tanto notoria...

- Hey Li, ¿Qué tienes, te encuentras bien? - tomó mi manos se quedó mirándome a los ojos, fijamente.

- Si, si, es que... -no lo hagas, no ahora, no arruines el momento por favor ...

- Es que... ¿qué ocurre? Vamos puedes confiar en mí.

- Cuando salimos con Jack, yo... a la pasada, pues... vi unas fotos, todas de una sola persona y bueno, sentí curiosidad, acaso ella es...

- La pareja de mi hermano - dijo con un cierto tono de obviedad. De pronto me volvió el alma al cuerpo - yo estoy viviendo allí por un tiempo. Mientras él está de viaje cuido su casa, siempre fue así. El próximo mes regresa y ya será mía, van a casarse.

- Aah - dije aliviada.

- ¿Por qué tanta curiosidad y preocupación, ah? ¿Acaso pensaste que era mi novia?

- Pues - me sonrojé - sí jaja, de hecho sí. Lo siento.

- Claro que no tonta - dijo tomando mi rostro - ¿es que todavía no te has dado cuenta que solo tengo ojos para ti? - sonrió y sentí como sus labios rozaban los míos.

Fue como entrar en un sueño profundo, el más bello sueño.

. . . .

- Vamos puedes confiar en mí.

Si, el más bello sueño.

-Ah no, no, nada. Solo estoy algo triste por mi examen, ya se me pasará. Gracias por traerme.

-Fue un placer. Ah oye Li, el miércoles a las cuatro, en El Club del Centro hay un partido de Tenis, no sé si te gusta, pero...

- Claro que me gusta - esbocé una sonrisa.

-Será divertido, lo prometo.

-Ya lo creo.

- Entonces... ¿irás?

-Por supuesto, allí estaré.

-Genial, seremos equipo - dijo con sonrisa de ganador mientras se ponía sus gafas de sol.

-Nos vemos el miércoles.

-Así lo espero, adiós linda.

Vi al auto doblar la esquina, luego entré y tirándome en el sofá, pensé en esa respuesta que tanto quería oír, ese beso que no fue. Algún día tendría que animarme y preguntar. Quería escuchar esa respuesta, abrazarlo, acariciar su rostro, sentir el sabor de sus labios.
-te quiero a ti- susurré, y quedé dormida.

Cuando hablamos de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora