06. Corazón roto

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Las gotas de la ducha cayendo sobre un cuerpo en el cuarto de baño fue lo primero que oí luego de despertar de mi largo sueño. Moví un poco mi cuerpo, extendí mis manos al lado opuesto en el que me encontraba y los recuerdos de la noche anterior me invadieron.

Annie y yo hicimos el amor anoche, me recordé a mí mismo. Sonreí ante el pensamiento de que todo volvería a ser como antes. Con toda la energía que un ser humano puede sacar de sus adentros, caminé hasta el cuarto de baño. El vapor del agua caliente entro por mis fosas nasales, adentrándose en mis pulmones.

La figura de Annie lavando su pelo apareció ante mis ojos, la podía visualizar perfectamente por la mampara de cristal griego de nuestro aseo. Mi sonrisa se extendió a la idea de poder entrar con ella allí dentro.

No tuve ni que desnudarme ya que no traía nada puesto. Me acerqué a paso lento y abrí la mampara lentamente. Annie me daba la espalda mientras el agua caía sobre su hermoso cuerpo

Con toda la calidez del mundo enrede mis brazos en su cintura haciendo que su cuerpo se sobresaltara hacía arriba. Ella dejo el teléfono de la ducha colgado en su lugar y miro hacía atrás con sus ojos abiertos de par en par.

-¿Se puede saber que diablos haces? - Me preguntó. Ese no era el recibimiento que yo esperaba realmente, quiero decir anoche habíamos hecho el amor, lo mínimo que quería era un beso de buenos días. Su reacción me dio a entender que las cosas no habían cambiado en absoluto.

-¿Que te pasa? - Le susurré apretando mi agarré en su cintura cuando ella intentó zafarse.

-¡Me pasa que solo quiero tener una ducha en paz y mi ex esposo no me deja! ¿Puedes contestar mi pregunta y no evadirla? - Me gritó en la cara. Sentí que mi corazón se partía en trozos cuando su cuerpo abandonó la ducha. Vi como Annie se envolvía en una toalla comprada en nuestra luna de miel en Paris.

-¡Annie! - Grité. - Yo solo pensaba que después de anoche...

Su dulce voz me interrumpió.

-¿Anoche? Por favor Justin, es una necesidad de adultos, y para que lo sepas, solo fue un simple polvo.

Realmente no sabía si caer de rodillas a llorar porque la estaba perdiendo o correr tras ella cuando salió del baño con el secador en manos. Sin duda no me rendiré, la quiero de vuelta de la misma manera que estábamos antes y lo conseguiría porque ella realmente es mía. ¡Yo realmente amo a esta mujer, joder! Pensé mientras cogía una toalla y me envolvía las caderas.

-¿Piensas que puedes despertarme y decirme que me necesitas para a la mañana siguiente hacerte la indiferente? - Le pregunté una vez dentro de la habitación.

Ella rodeó los ojos mientras se ponía una blusa, que para colmo la compramos cuando nos fuimos de viaje a Roma por nuestros 3 años de casados.

-¿Quieres la verdad?

Asentí.

-Sí, puedo.

Abrí mis ojos hasta hacerlos dolor.

-¿Sabes que me estas rompiendo, verdad? - Le dije mirando por la ventana de nuestra habitación. Las ojos de otoño llenaban el patio de nuestra casa, en estos momentos no deseaba nada que no fuera ver la imagen de Annie juntando estas mientras mis hijos de la volvían a desordenar por todo el patio, haciendo que Annie se cabreé, así yo tendría que ir hacia ella y calmar su enojo con una sesión de besos que mis hijos odiarían ver.

Cerré mis ojos por un instante y los volví abrir en dirección a Annie. Ella se me había quedado mirando seriamente, completamente vestida.

-¿Qué? - Le pregunté secamente mientras salía de mi trancé.

-Debes dejarme ir. No volveremos a estar juntos Justin. Supéralo. - Dijo antes de salir de la habitación. Las lágrimas que estaba conteniendo sin saber salieron por mis ojos sin ni siquiera pedir permiso para hacerlo. Me senté en la cama con mi cabeza en mis manos. Tiré de mis cabellos, odiando mi vida en estos momentos. Lo tenía todo hace poco y nada, y ahora no tengo nada. Me falta el amor de mi mujer y el de mis hijos, en conclusión me falta amor.

No sabía porque era tan complicado pedir disculpas y que sean aceptadas. ¿Tan tarde era para decir lo siento?


Sorry → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora