14. Una etapa difícil

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Aunque de momento pareciera que en verdad lo volvíamos a intentar, de momento todo volvía a caer y parecíamos dos extraños que al cruzarnos era en vano. La verdad no sabía que quería decir, ella quería que me acercara, pero luego quería que le diera su espacio. ¡Las mujeres son tan complicadas! , me dije cuando las puertas del ascensor de abrieron.

-Hola jefe. - Dijo mi secretaria. Asentí con la cabeza incapaz de poder ni siquiera decir una palabra. La entrada al invierno me estaba poniendo de mal en peor, sumando los malditos problemas...

-Más tu presencia a primera hora en mi oficina. - Dije cuando vi el cuerpo de Mónica sentada en mi silla.

-¡Primo! - Exclamó. - Es tan lindo volver a verte. ¿Cuánto a pasado, una semana? Ya comenzaba a extrañar esa hermosa cara.

-No puedo decirte lo mismo Mónica. - Tomé su brazo y la corrí de mi silla sin ninguna pizca de delicadeza.

-Primo, no me llames por mi nombres. Para ti soy nena, y tu eres mi papi. - Dijo.

-¿Que gilipolleces dices? - Pregunté frunciendo el ceño.

-Vamos, ¿No te excita que te llama papi? Puedo decirlo en ingles, estuve tomando clases daddy.

Abrí mis ojos de par en par.

-¿No te ha dicho tu padre que lo llame?

-Claro que sí daddy, pero me da igual. Serás mío. - Guiño un ojo y el estomago se me revolvió.

-Deja de llamarme así.

-Es hasta que te acostumbres, es obvio que Annie no te llama así.

-Créeme que prefiero que grite mi nombre antes que esa estupidez de daddy. - Respondí acomodando mis papeles. - ¿Qué quieres?

-Trabajo.

-Ni lo pienses.

-Vamos, si me das trabajo te dejaré en paz. - Se acercó a la punta de mi escritorio poniendo sus tetas justo enfrente de mis ojos. Sacudí mi cabeza riendo.

-¿Crees que me creeré algo como eso? - Pregunté. - La respuesta es no, y no insistas más.

-¿Seguro?

Asentí ignorando sus tetas en mi cara.

-Daddy, no quería llegar a este punto pero si no me das trabajo puedo hacer tantas cosas con la tonta mente de Annie. - Susurró encogiéndose de hombros. 

-Deja de llamarme de esa forma...- Murmuré amenazante. Aunque no me quería dejar intimidar por ella, realmente comenzaba a tomarle miedo a esta mujer y aunque no quisiera tenía que mantenerla quita de alguna forma y si esa forma era tenerla en mi empresa no iba a pensarlo dos veces.

****

-¿Que has hecho qué? - Preguntó Annie intentando calmarse mientras cortaba las verduras.

-Annie, amor...no te alteres. - Intenté controlar su temperamento porque en cuanto me exigiese que le dijera que es lo que había hecho, lo único que ella va a querer hacer es tirarme el cuchillo a la cabeza.

-¿Qué me calme? ¡Le has dado trabajo a la sucia de tu prima amante! - Gritó. Para nuestra suerte los niños estaban en sus habitaciones castigados por no hacer sus camas por la mañana. - ¿Se puede saber que mierda se te pasaba por la cabeza?

-Que nos dejara en paz.

-Claro, te dejara en paz estando día y noche en tu misma empresa. - Dijo rodeando los ojos.

-Annie, cariño...

-No me llames cariño en estos momentos. ¡Sabía que tenía que haberme divorciado de ti lo antes posible! - Gritó en voz baja.

-Vamos, no salgas con eso otra vez.

-¡No, tú no la traigas a nuestra vida a ella otra vez! - Exclamó furiosa. A pasos grandes salió de la cocina. La vi ordenando la sala de estar mientras seguía cortando las verduras. Sin duda sería una etapa difícil en mi vida.



Sorry → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora