08. ¿Cómo pedir perdón?

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-¿Vienes a poner algo en mi bebida otra vez? - Le pregunté dándome la vuelta en mi silla, quedando en frente de mi ventana viendo mi reflejo en esta. El transito era cada vez más pesado anunciando la llegada del invierno. Oía la voz de Mónica a lo lejos mientras caía en mi pensamiento de que este año no me sería tan fácil acurrucarme con Annie en la cama una noche de invierno cuando los niños se van con mi madre.

-¿Me estas escuchando? - Gritó Mónica en mi oído. Me lo tape con una mano sintiendo como si mi tímpano se hubiera roto por lo fuerte que gritó ella. Me di la vuelta hecho una furia y me paré de la silla, sentí un leve mareo pero nada que no pudiera controlar.

-Mónica, arruinaste mi matrimonio y de paso la vida de 3 personas más aparte de mí. ¿Que más pretendes? - Le pregunté elevando mis brazos en el aire. Esta mujer era una cruel arpía manipuladora y aún no entendía porque alguien como Annie la había aceptado como amiga. Sin contar que era mi maldita prima, sí, mi prima.

-¡Te quiero a ti! ¡Siempre te he querido! - Me gritó.

-¿Es qué no te das cuenta que somos primos? ¡Por el amor de dios, somos sangre Mónica!

-¡No! Tú eres hijo y yo soy una simple niña adoptada por tus tíos, no me metas en la misma bolsa. - Ella llevaba razón pero sin embargo habíamos estado jugando desde pequeños juntos y ahora habíamos termino enrollados sobre una mesa en una gala de caridad. Maldita sea el momento en que acepte su trago.

-Mónica, solo te pido que me dejes en paz si no quieres problemas. - Le susurré bajando la voz. Me acerqué a ella y cogí su mano. - ¿Necesitas ayuda médica? Yo puedo ayudarte, solo....-Quería ayudarla, después de todo la considero mi sangre, de mi familia. No pude terminar la frase porque el sonido de la puerta estrellándose contra la pared hace que mi cabeza punce de dolor.

-¡Lo que me faltaba! - Grito una voz conocida. Abrí mis ojos y vi a Annie parada en la puerta, tan perfecta como siempre. Llevaba las llaves del coche en su mano izquierda y con la derecha sostenía un bolso negro que hacía conjunto con su vestimenta.

-Annie...no es lo que parece. - Ella rió y elevo sus manos junto con su cabeza hacia arriba en ironía.

-¡Se original y inventa otra excusa Justin, siempre dicen lo mismo! - Exclamó. Estaba hecha una furia. - ¿No te ha bastado con lo de la gala que ahora tienes que venir a su oficia.? Que bajo has caído Mónica.

-¡Él me ha llamado! - Comenzó ella. Abrí mis ojos en su dirección y luego miré a Annie negando la cabeza desesperadamente. - Me ha dicho que en su casa siguen sin atenderlo y que le encantaría terminar lo de la noche pasada. - Terminó con un aire de gloria. Solté sus manos que por cierto no las había soltado en ningún momento desde la aparición de Annie y las lleve a mi rostro.

Sentí la necesidad de sentarme en la silla y apretar mi cabeza. Oía como Annie le gritaba cosas a Mónica y ella se las devolvía. Algunas veces no es fácil ser un hombre, pensé mientras abría los ojos en dirección a estas dos mujeres. Me levanté para ir junto a Annie, porque era ella quien tenía mi apoyo.

-Annie, ella miente...- Le susurré al oído mientras intentaba abrazarla por detrás. Ella se zafó de mi agarre al más mínimo contacto. -¡Dile la verdad maldita sea!

-¿Cuál verdad Justin? ¿Quieres que le diga como me suplicabas que te haga una mamada de las buenas porque la inservible de casa no dejaba de ocuparse de los mocos haciendo que tus necesidades fueran secundarias en esa casa? - Dijo ella con una sonrisa que para Annie fue la gota que hizo destallar el vaso de furia en su interior.

Annie salto como mamá osa protegiendo a sus bebés osos, y antes de que mis brazos pudieran con ella, ya estaba en el suelo tirando de los pelos con Mónica abajo. Miré a ambos lados mientras cerraba la puerta para que dejaran de ver el espectáculo. Sin duda nunca había estado en una situación así.

Tomé la cintura de Annie con mis dos manos jalando de ella pero un puño fue a parar a mi rostro mientras una patada a mis partes intimas. Solté las caderas de Annie cayendo de rodillas al suelo con mis dos manos apretando mi polla.
Lo que me faltaba era no poder tener más hijos en un futuro.

Cerré los ojos por un instante intentando no pensar en el dolor pero era imposible. La única manera de no sentir dolor fue al abrir mía ojos y ver quien llevaba la delantera era Mónica. Annie pataleaba mientras Mónica no paraba de tirar puñetazos en su dirección.

–¡Ya basta! – Grite agarrando la cintura de Mónica. Me aseguré de ante mano que su tacón no fuera directo a mi entrepierna desde un principio antes de colocarla en la silla de mi escritorio. -¿Que más quieres de nosotros Mónica? - Le susurré. Ella intentó golpear mi rostro pero mi mano fue más ágil y retuvo la suya antes del impacto. Sin duda esta mujer necesitaba ayuda.

Sentí un gemido provenir en mis espalda y me giré a ver a una Annie intentando ponerse de pie. Me acerqué a ella intentando ayudarla, ayuda la cual ella rechazó.

-Dame tu móvil. - Exigió luego de ponerse de pie. La miré confundido en un principio pero sin embargo extendí mi móvil en su dirección. No supe que estaba haciendo hasta que caminó hasta Mónica quien estaba acomodando su cabello en una coleta alta.
-¡Eres una mentirosa! - Gritó Annie en su rostro. Tanto Mónica como yo la miramos confusos con el ceño fruncido. - ¡Él nunca te ha llamado!

Annie extendió mi móvil en dirección de Mónica para que ella pudiera comprobar que no estaba su número en las llamadas recientes. Mónica no sabía a quien mirar, si a Annie o a mí. Se conformó con colocarse su tacón izquierdo y ponerse de pie con la espalda recta y cabeza alta.

-Puede que no me haya llamado...- Dijo ella caminando hacia la salida. - pero se acostó conmigo en la gala, y no hace falta que te lo cuente porque tu estabas ahí y viste que fue real. - Dijo antes de mover su coleta de caballo y salir por la puerta como una diosa que no era.

La oficina quedo en silencio y Annie no hizo más que empañar sus ojos y sentarse con el móvil aún en la mano en mi silla giratoria. Me acerqué a ella para consolarla, pero una vez más, ella rechazo cualquier acercamiento mio.

-¿Por qué la cogías de la mano? - Preguntó de la nada luego de unos minutos sin hacer nada más que mirar hacia un punto fijo en la oficina.

-Le estaba ofreciendo ayuda...

-¿La misma que ella te ofreció en la gala? - Dijo. Cerré mis ojos sintiendo como la sangre abandonaba mi cuerpo. Al sentir como Annie sonreía por lo bajo con una risa sarcástica los volví a abrir. - He venido aquí a hacer las cosas bien. Quería hablar como personas adultas sobre el divorcio y lo único que me encuentro es el segundo mayor engaño de mi vida. - Dijo ella mientras negaba con la cabeza poniendo sus ojos directo al techo. La sangre seguía abandonando mi cuerpo a medida que la idea de Annie viniendo con la intención de pedirme civilizada-mente el divorcio pudiera haber ocurrido.

¿Cómo pediría perdón ahora?

Como se habrán dado cuenta el capítulo quedo cortado so, lean otra vez ahr jnfvjwe es muy tarde para pedir perdon? ahr cualquiera bueno espero que disfruten el resto del cap jnwejn

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Sorry → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora