13. No juegues sola un juego de dos.

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-¿Te la has pasado bien? - Pregunté encendiendo la luz de la sala de estar cuando una Annie sin tacones entro por la puerta de entrada. Ella dio un pequeño salto en su lugar y se giró a mirarme.

-Sí, me le he pasado de maravilla. - Contestó sarcástica. - ¿Que has hecho?

-Ya sabes, lo normal. He bañado a Tom, también he intentado hablar con Brad y...

Su voz me interrumpió.

-No, sabes que no hablo sobre eso. ¿Qué maldición haz hecho para que mi cita terminara así?

-¿Insinúas que yo tengo la culpa de que escogieras a un gilipollas para salir a cenar? - Pregunté mientras me acercaba a la gran barra de bebidas que teníamos en una esquina de la sala. Sentí una pequeña risa que hizo que mi piel se erizara.

-¡No lo insinúo, estoy segura! - Gritó.

-Los niños duermen, no hagas que Brad escuché que su madre ha salido con otro hombre, no quiero que sientas lo que yo al ser ignorado por tu hijo. - Le dije en un susurró. Cogí mi copa ya lleno con vino blanco y me di la vuelta quedando frente a ella. - ¿Quieres?

Annie negó dejando sus tacones en el borde de la escalera. - Puedo servírmelo sola.

Me encogí de hombros y caminé pasando por su lado en el trayecto para sentarme de nuevo en el sofá. La calefacción comenzaba a ser innecesaria a medida que veía a Annie mover sus manos audaces para servirse un vino. Las ideas se revolotearon en mi cabeza y supe de ante mano que esta noche, Annie sería mía en todos los sentidos.

-¿Vas a pasarme el secreto? - Preguntó una Annie con sus ojos entrecerrados mientras soltaba un suspiro sentándose en el sofá, justo frente a mí. Sonreí mostrando mis dientes. - Quiero saberlo, para reaccionar rápido cuando Mónica vuelva a atacar.

Borre mis sonrisa inmediatamente al escuchar sus palabras. Odiaba escuchar el horrible nombre de mi prima en todos los sentidos, odiaba que su nombre sea pronunciado en mi casa y en mi presencia, pero por sobre todo, odiaba que fuera Annie quien usara ese horroroso nombre para atacarme.

-Te he dicho que no pronuncies su nombre aquí. Es veneno para la familia. - Le recordé tomando un trago de mi vino.

-Dime que has hecho. - Pidió.

Negué con la cabeza.

-Mi hermana ha llamado, dice que será mamá y tiene pensado llamarle Mónica si es nena. ¿Que coincidencia, no? - Comenzó Annie con una sonrisa.

-Annie, tu no tienes hermanas.

-Justo cuando una Mónica se interpone en nuestro matrimonio llega otra Mónica para ponerle luz a la vida, el mundo esta lleno de coincidencias pero esta del nombre Mónica es demasiado graciosa. Creó que podríamos recordarla y contársela a la pequeña Mónica cuando sea mayor.

-¡Puedes dejar de decir su nombre! - Exclamé furioso. Deje la copa sobre la mesa que nos separaba y pase mis manos por mi pelo en forma de frustración.

-Los niños duermen, y no quiero que nos escuchen hablando de Mó...- Antes de volver a escuchar ese nombre salir de los labios de la mujer que amo preferí ser un tigre a punto de comerse a su presa por lo que salté hasta su sofá y coloqué mi mano sobre sus labios negando con la cabeza.

-Te lo diré, ¿Bien? - Le pregunté. - Solo no digas su nombre. Por favor, Annie. - Supliqué. Ella asintió lentamente. Me volví a sentar en mi lugar. - Le pagué.

-¿Cómo puede ser que le pagaras cuando le he pagado para que fínga quererme de verdad?

-Cariño, le he pagado el doble. - Confesé con una sonrisa.

-Eres un completo idiota.

-Gracias por recordar lo obvio. Annie, deja de mentirte, eres mía y soy tuyo. No podemos estar separados solo deja de crear barreras y dame otra oportunidad. - Me acerqué a ella peligrosamente. Sentí que su pulso se aceleraba cuando pasé mi mano por su cuello. Definitivamente la calefacción que bajaba por el techo comenzaba a sobrar en la sala de una manera inminente.

-Justin...

-¿Qué? Sabes que tengo razón. Deja de poner una maldita venda en tus ojos y date cuenta que sin mi no llegas ni a la esquina porque siempre encontraré la manera de que vuelvas a mí. No intentes jugar sola un juego que se juega de a dos, Annie. - No dejé que me contestara porque en estos momentos no solo sobraba el calor que nos entregaba la calefacción, si no que también sobraban las palabras entre ambos. Mis labios buscaron los suyos en un acto desesperado de entrar en su boca.

Esta noche ganaría un punto a mi favor.

¡Bueno! Otro capítulo, como saben no supo entre semana NINGUNA DE MIS NOVELAS porque, me he anotado en clases particulares de matemáticas porque soy un asco literal, doy clases de ingles y francés, más estudiar para los examenes y deberes no tengo tiempo por lo que actualizaría los viernes por la tarde, los sábados y tal vez algún domingo.

Gracias por el apoyo, invwoijerno voten y comenten!!


Sorry → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora