Antonio.

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El viernes entrante, fui a casa de Antonio, el me acogió, y le dio café con azúcar.

Me sentó en su sofá, y me abrazo.

El sabia que me sucedía algo, y me pregunto que era.

Le dije todo.

Y cuando menos sentí estaba derramando una lagrima, antes de que cayera, el la limpio y dijo:

-No llores por favor, el es lo bastante Estúpido para haberte dejado, no vio la oportunidad que tenia enfrente de sus ojos, no vio la maravillosa chica que tiene aquí. Mei, deja de llorar y destruirte por ese tonto.

Me abrazó, y puso su cara entre mi cabello, levanto su cabeza, y puso su frente con la mía, cerré los ojos y me besó.

Ese no se sentía como Eliot.

Era diferente.

Se sentía mejor, era uno de esos besos reparadores, los que te hacían sentir mejor.

No podía alejarme de el, así que como estaba muerta de sueño, me acosté en su sofá, y me quede dormida, desperté y el me estaba preparando algo de comer y dijo:

-Debes de estar hambrienta.

Cenamos juntos y nos reíamos a carcajadas, me sentía mejor, después de todo ese rato.

Fuimos a la sala, a ver televisión, después se eso el me llevo a mi hogar, no estaba lejos.

Comenzó a llover, así que no sentamos en un lugar donde no llegara el agua, el tomo mi mano, y se acerco a mi oído y me dijo:

-Yo, lo siento, yo me disculpo en lugar de Eloit. Pero solo dame la oportunidad de hacerte feliz y enseñarte a buscar, enseñarte que no todo los hombres somos iguales, y que puedo limpiar esas lagrimas y hacerte sonreír, déjame demostrarte que puedo ser mas de lo que puedes ver.

Sentía como mi piel se ruborizaba y sentía esa sensación que no sentía desde hace unos meses, desde Eliot.

Aprendiendo a Buscar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora