4. Guarida

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La noche cayó mientras Sasori seguía jalando con fuerza a Sakura, sacándola del perímetro de búsqueda en el que los ninjas de Konoha los habían metido. A pesar de reconocer que no eran tantos ninjas como en un principio, sabía que si uno de ellos los encontraba, todo plan se terminaría.

Sakura jadeaba, agotada. Sentía en sus músculos el dolor de la presión por correr por tanto tiempo sin haberse detenido, al mismo tiempo que su cabeza y estómago le molestaban por no haber consumido alimento alguno. Sasori no vio, o tal vez lo ignoró, pero ella emanó una pequeña cantidad de chakra curativo para sí misma. Sabía que si no se apresuraba a tratarse como lo que era –una humana– perdería el conocimiento. Entonces, Sasori sí se enfadaría por tener que hacerse cargo de la "niña" con él.

—Apresúrate, Sakura— dijo Sasori, jaloneándola con más fuerza. Ella volvió a jadear y esta vez él se dio cuenta— Ya veo —musitó al percatarse del agotamiento físico en la muchacha.

De sus dedos extendió unos cuantos hilos de chakra que se ajustaron a las extremidades de Sakura. Pronto, el ritmo de la muchacha se intensificó y tanto marionetista como médico quedaron satisfechos con eso. Aunque, ciertamente, Sakura se sintió herida en el orgullo por llegar al extremo de permitir que ese animal le ayudara a seguir.

—El rastro se ha borrado, sólo estamos alejándonos por precaución —dijo Sasori como si quisiera aliviar la tensión en Sakura— El jinchuriki ha sido muy persistente, no entiendo por qué te busca tanto.

—Naruto...—susurró ella, alzando la cabeza para mirar el perfil de su compañero— ¿De él hemos huido todo este tiempo?

—De una bandada de diez ninjas, aproximadamente. Pero los demás dejaron de insistir hace una hora— respondió arrugado el entrecejo.

Sakura volvió a bajar la mirada ante el pensamiento de culpa. Sabía que Naruto no se merecía que ella lo abandonara, que todo su equipo lo abandonara; mas ella no lo hacía por venganza o por algún objetivo que pudiera perjudicar a la aldea. Sakura quería salvar a Sasuke, quería evitar que Naruto sufriera al enterarse de que su mejor amigo sería clasificado como criminal de rango S, quería evitar que Sasuke le declarara la guerra a Konoha y a los kage. Aun así, la culpa no era menos; pues ella misma sería incluida en el libro bingo si pensaba ayudar a Sasori a cumplir con su deseo de tener hasta 300 marionetas. Y eso no cambiaría.

—Podemos detenernos —dijo Sasori atrayendo su atención.

En cuanto Sakura se sintió libre de los hilos de Sasori, se dejó caer de rodillas al pasto. Esta vez, no sólo era cansancio físico, sino emocional.

—Finalmente, el jinchuriki se rindió —comentó Sasori concentrándose en la red de chakra que había ido creando mientras avanzaban—Es urgente que vayamos por mis armas a la guarida, no puedo estar tan desprotegido.

Sakura ya lo miraba con enojo, a sabiendas de que ese monstruo no sabía lo que decía y de lo que acusaba a Naruto. Él no era un ninja que se rindiera o que diera por perdidos a sus compañeros. Naruto perseguía sus palabras y motivaciones hasta alcanzarlas. Él no era un ninja cualquiera, no era débil.

—Naruto seguirá buscándome. Alguien debió sedarlo para evitar que gastará todo su chakra. Eso es todo, pero Naruto no se rendirá jamás —objetó.

—Todos lo hacen, él sólo es un humano —respondió Sasori.

—Él es mi amigo.

—Los sentimientos son temporales, igual que las relaciones.

—El que tú no sepas de relaciones humanas no quiere decir que...

—Yo sé de la vida. —La interrumpió— Si vas a dormir o a cenar, apresúrate. En cuatro horas partiremos.

Sigo viva (SasoSaku longfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora