Prólogo. Una vida más

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Despertar de la muerte es aproximadamente lo mismo a un despertar en cualquier día. Abres los ojos, estiras los músculos y deseas que las horas de dormir no hubieran terminado. La cuestión es que tenía más de veinte años que yo no sentía algo así. Sobre todo, tenía más de veinte años que no sentía músculos en lugar de hilos en mi cuerpo.

No tuve tiempo de preguntarme qué sucedía a mi alrededor; Kabuto, mi antigua sabandija, y Tobi, mi sucesor, lucían bastante diferentes a como los recordaba. Patético.

—Molesto, esto es molesto —dijo una voz a mi derecha. Deidara.

Miré sus ojos y él vio los míos. Supe que se reiría de mi aspecto. Esa marca negra alrededor de las pupilas era la prueba fehaciente de nuestra reencarnación. Edo Tensei, de Orochimaru.

—Supongo que hay una guerra —dije mirando a Kabuto.

—Como siempre, Sasori-san, supones bien —respondió él, altanero—. Yo los he convocado.

—Vaya tontería, hn —dijo Deidara cruzándose de brazos.

—El dúo artístico, buena elección —añadió Tobi. Su voz me pareció mucho más madura de lo que la recordaba. Parecía que todos habían cambiado mucho desde mi muerte. Quise preguntar cuánto tiempo había pasado desde que mi abuela y esa niñita me mataron, pero Kabuto nos dio instrucciones de irrumpir en un escuadrón de espías.

—El ninja a tu derecha, Deidara, es un rastreador. Él los llevará —agregó Kabuto.

—¿Qué haremos después? —pregunté, sin darle la importancia a la misión. Un escuadrón era demasiado poco para nosotros.

Kabuto sonrió. Juro que antes no poseía esa sonrisa tan tétrica. Parecía bastante confiado de donde estaba parado, como si robar jutsu ajenos lo hiciera especial. Esa sabandija era inteligente, lo suficiente como para triunfar sin la necesidad de absorber a Orochimaru. Pero, claro, los ninjas estúpidos siempre toman los caminos más fáciles.

—Parece que tienes una cuenta pendiente, Sasori-san —respondió encarnando una ceja.

—Iremos a donde Sasuke Uchiha —dijo Deidara colocando un puño frente a él para enfatizar sus palabras.

—Además de que Sasuke no forma parte de la Alianza —comenzó Tobi—, ahora mismo está indispuesto.

—El escuadrón médico, ¿dónde está? —cuestioné, harto de las obsesiones de Deidara. La estúpida sonrisa de Kabuto se incrementó.

—Buscas a Sakura Haruno —adivinó y yo no lo respondí.

Podía ser que Kabuto pudiera manejar mis acciones, pero no mis palabras. Ese asunto era personal y no quería acompañantes. A decir verdad, no me interesaba si esa niñita moría o no; simplemente necesitaba averiguar algo, algo que sólo esa mujer podía resolverme.

—Irán después de acabar con la primera misión —prometió.

—Iré solo —afirmé. Por supuesto, no podía tolerar que esa rata fuera mi superior. Tan siquiera por un segundo, volvería a doblegarlo para mí.

—No podrías con todos, Sasori no danna —dijo Deidara.

—No soy débil. —Le espeté.— Y tampoco estúpido; iré sólo con Sakura.

—Una venganza bastante personal, ¿no crees, Sasori-san? Sin embargo, si eso es lo que deseas y mientras no arriesgues nada más, puedes hacerlo.

Asentí. Deidara se tensó, incómodo. Sabía lo mucho que le molestaba que yo lo excluyera de mis planes, pero en realidad no era algo que me interesaba. Si ésta era mi oportunidad para averiguar lo que quería, entonces no me importaba nada más.

Sigo viva (SasoSaku longfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora