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Hola queridas lectoras, desde aquí subiré la historia de El jefe de mi mamá desde el inicio, como se darán cuenta modifiqué los capítulos y arregle las faltas ortográficas, espero que les guste y tambien espero contar con su apoyo como antes, atte. geno_nico que antes era Buncha21 xD 

- Cinco minutos más, por favor -suplicaba con los ojos aún cerrados - ¡¡Te lo ruego!! Soy demasiado joven para madrugar

Unos segundos después un estruendoso sonido resonó en la habitación, sí, me había caído de la cama

-Hay hija –río mamá –ya sabía de tu amor por el piso, pero deberías respetar que tu madre está presente- decía mi mamá en forma burlona, como si caerse de tres a cinco veces al día contaba como torpeza

-Lo siento madre, es que mi corazón me pedía a gritos la cercanía - dije haciéndome la poeta

-Será tu trasero el que pide cercanía -se carcajeo por lo dicho

- ¡Madre!, ¿dejarías que tu hija le diera el trasero a cualquiera? - fingí indignación

- ¡Calla niña! y apúrate, nos vamos en cuarto de hora

Me levanto del suelo y me vuelvo a caer ya que tenía las sabanas enredadas en las piernas

- Te volviste a caer, ¿verdad? –preguntó mi mamá con un deje de burla desde las escaleras

-No... –alargué la o –para nada –mentí –menos mal y ya se fue, se hubiera burlado de mi otra vez – sí, a veces suelo hablar conmigo misma

Me levanté con un pequeño dolor en el trasero producto de mis múltiples caídas. Me doy una ducha rápida y me pongo unos vaqueros azules algo ajustados con una camisa celeste y me calzo unos converse del mismo color

-Estoy lista para salir –grité atando mi cabello en un moño algo desordenado mientras entraba en la habitación de mi mamá

-Deberías dejar de atar tu cabello cuando está húmedo – su mirada era al cien por ciento desaprobación

-Si ma, y tú deberías de conseguirte un hombre guapo que te mantenga, pero pues, quien soy yo para juzgarte ¿no? – y en efecto, algo que probablemente no sea una amenaza para nadie pasó cerca de mí a gran velocidad – ¡Claro! Lánzame cosas para no admitir tus errores – esta vez la vi levantar una sandalia con su mano – No, no, es broma mamita, te amo

-Eres masoquista, te encanta que te trate mal – la miré y antes de poder articular palabra añadió – Pobre de ti que diga que lo sacaste de mí, te lanzo por la ventana – ambas nos reímos – Ve a secarte el cabello.

Hoy acompañaré a mi mamá a su trabajo, desde que llegamos a Inglaterra trabaja en la casa del señor Matthews, nos mudamos aquí hace unos tres años cuando mi papá nos abandonó por una mujer de veinte años, en ese entonces yo tenía quince años y me dolió, recién empezaba la universidad y recibía comentarios molestos por parte de mis compañeros ya que su profesor de genética -el cual resulta ser mi padre- nos dejó por una de sus estudiantes, así es, voy la universidad ya que soy algo así como una superdotada y todo se debe a mi mutación genética aparentemente denominada Génesis de Alejandría o enfermedad de los ojos violetas, se supone que es una mutación genética que se dio una sola vez en la historia de la humanidad en 1939 y fue al nacer, yo empecé a cambiar cuando mi padre se fue, un día mis ojos se aclararon y pasaron de ser café oscuro a verde luego azul claro y luego violeta, a veces son más oscuros y otras veces más claros pero no solo cambiaron mis ojos sino también mi cabello que era oscuro como mis ojos y ahora es rojo, hoy acompañaré a mi madre ya que el Dr. Collins se fue unas semanas de vacaciones con sus hijos y por lo tanto me dio unas a mí, trabajo como auxiliar de enfermera en el hospital central y ya que tengo tiempo libre y no mucho por hacer, ayudaré a mamá en su trabajo, que por lo que sé, el trabajo doméstico es pesado.

Más que a nada en el mundo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora