XI (NUEVO)

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En algún lugar de Londres

-Hace semanas dijiste que ya estaba hecho lo de Margaret Hillsong, pero las noticias no han dado información referente a los sucesos como en otras ocasiones

-El trabajo está hecho, créeme, no tengo ni idea de por qué la prensa se ha mantenido en silencio respecto al tema, pero veré que está ocurriendo, por ahora solo podemos esperar

- ¿Esperar? – gritó – Estoy cansado de esperar que venga a nosotros, mis hombres han vigilado esa banca por días y no hay rastro alguno de ella – el hombre al teléfono se encontraba sumamente molesto y no esperó respuesta alguna, prosiguió con su reclamo –Pague mucho dinero por este trabajo y me prometiste resultados rápidos, dijiste que era la mejor manera de atraerla y no está funcionando en lo absoluto, ¿estás seguro de que ella recibió la nota correcta?

-Tranquilo, mi mejor hombre se encargó personalmente de hacer la entrega – Alguien ingresó a la sala dejando una nota sobre el escritorio.

- Espero tener respuestas pronto.

El hombre se dirigió un par de pisos más abajo, el conteo regresivo inició, al llegar a tres, la palanca fue accionada y un espeso fluido rojo fue introducido en la sangre del joven que se encontraba acostado en la camilla, al cabo de unos segundos abrió sus ojos verdes esmeralda y un grito ahogado emergió de su garganta.

Sus manos, pies, muslos y brazos se encontraban muy bien atados a la camilla lo cual le impedía movilizarse, el joven se retorcía por el dolor inducido por las agujas que estaban insertadas en su cuerpo y transportaban el fluido que quemaba su cuerpo de adentro hacia fuera, la palanca fue bajada unos minutos después, los doctores ingresaron a la sala, el joven lloraba y con las pocas fuerzas que le quedaban consiguió susurrar – Papá, ¿por qué me haces esto? – El doctor ignorando sus palabras hizo el cambio de los frascos, donde antes había un rojo carmesí espeso ahora ponían un líquido muy aguado de color azul eléctrico – Soy tu sangre, soy tu hijo – Realizaron la sustitución con éxito y todos salieron de la sala – SOY TU MALDITO HIJO, NO PUEDES HACER... – El joven no había terminado de hablar cuando bajaron la palanca, esta vez, sin conteo regresivo. La sala se llenó de silencio, el joven cerró sus ojos esperando el ya conocido dolor, pero para su sorpresa no sentía nada, pensó que el dolor había terminado

-El espécimen GDA0049 parece no reaccionar ante la mezcla del material genético, se deberá... - No había terminado de bitacorizar las novedades en su grabadora portátil cuando la sala se inundó de un estrepitoso grito proveniente del cuerpo del joven, sentía su piel deshacerse por el ardor de aquel material desconocido que era introducido en su cuerpo, los frascos empezaron a girar quedándose sin un ápice del líquido que antes los llenaba, el joven sintió su rostro arder, sus ojos, nariz, boca, oídos, todos sangraban, empezó a convulsionar y minutos más tarde fue informado de su deceso –Se deberá seguir experimentando.

***

POV Alexandra

La nota ya tenía varios días en aquella caja, semanas de hecho, no sabía con lo que me toparía al llegar al lugar detallado en la nota, pero me arriesgaría, María tenía razón, fui cobarde por mucho tiempo, al huir de mi pasado en vez de enfrentarlo, al ocultarme de todo el mundo con la excusa de proteger a mi madre, al final no había valido la pena, ella ya no estaba y de mi dependía dejar esto atrás, hacer justicia.

No puedo seguirme ocultando, no puedo hacer de cuenta que todo está bien porque no es así, podrían ir por los Collins, por el Sr. Matthews, por la Sra. Andrea, por Mapau, incluso por María y su bebé y no puedo permitirlo, nadie más saldrá lastimado por mi culpa.

Más que a nada en el mundo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora