Jacob
Me subí al tren con gran rapidez y me senté en uno de los asientos que había libres.
Cogí mis cascos y escuché la primera canción que encontré...
La verdad es que no soy mucho de escuchar música con cascos pero en ese momento lo necesitaba, necesitaba evadirme un poco de mi vida,bueno, de mis problemas.
El silencio reinaba dentro del vagón. Algunas personas miraban a la nada, otras leían, otras simplemente se limitaban a mirar el reloj todo el rato para ver si llegarían a tiempo...
Y yo mientras seguía sumido en mis pensamientos...
Odiaba darle muchas vueltas a las cosas, pero en aquel momento no podía hacer otra cosa, y mira que lo había intentado.
El tren paró, y junto a mi, dos o tres personas más bajaron.
Pedí un taxi que me condujo hasta el aeropuerto.
Una vez allí, esperé un buen rato hasta que anunciaron mi vuelo a Wisconsin.
Me subí al avión y la azafata me llevó hasta la quinta fila,junto con una pareja de ancianos, que parecían estar...¿discutiendo?
-¿Te puedes estar quieto por favor?
+Mira, me estas poniendo muy nervioso.
-Por favor,no des el espectáculo. ¿Qué van a pensar esta gente de nosotros?
Me miraron, mientras me sonreían.
Les devolví la sonrisa.
-Perdónela, ya está muy vieja.
Me dijo él.
+No me vuelvas a llamar vieja.Así se tiraron todo el trayecto... Discutiendo todo el rato, por cualquier tontería, que si ella era una pesada que si el era un idiota, en fin..
Cuando aterrizamos,nos levantamos y fuimos hacia la puerta de salida.
Mientras salíamos, el anciano se me acercó y me dijo:
-Seguro que no te has aburrido con nosotros ehh.
Me reí por que la verdad es que aburrido el viaje no fue.Los dos ancianos se despidieron de mi y yo de ellos.
Me dirigí a coger la maleta y a tomar un taxi hasta la casa de mi padre.
No sabía como iba a reaccionar cuando le viese,no sabía si me iba salir abrazarle o tan siquiera saludarle...no sabía nada, estaba en una burbuja a nada de estallar por aquella situación tan complicada.
Quiero que acabe esto de una vez...y ni siquiera había empezado.Llegué a la casa de mi padre, y le di el dinero correspondiente al taxista.
¡Vaya! Había redecorado la casa por fuera, con más flores, una piscina nueva... La verdad es que le había quedado bastante bien.A medida que fui avanzando por la entrada, el miedo me consumía por dentro. Estaba muy nervioso, no sabía como iba a reaccionar el, aunque ya le avisé por teléfono que venía.
Por unos momentos dude en llamar o no, pero al final me decidí y toqué el timbre trangando saliva y deseándome a mi mismo suerte.
Enseguida se escucharon unos pasos que venían hacia la puerta.
"¡Allá vamos!" Dije en voz alta para mi.
La puerta se abrió.
¡¡¡DIOS!!!