-¡Esposa!
Soltó en un chillido histérico, antes de romper en una nueva carcajada. Y sorprenderlo, al arrancar en un movimiento veloz hacia la puerta del salón, para abrirla y desaparecer tras ella. Dando unos segundos después, un portazo que correspondía de forma obvia a la puerta principal.
¡Genial!
La había espantado, causando que corriera despavorida lejos de él.
Iba a dar un paso hacia la salida, cuando notó como un calor por sus piernas. Bajó su mirada preocupado hacia ellas, para descubrir que por segunda vez aquella noche, se estaba desvaneciendo de forma muy lenta.
¿Era aquello su final?
Pensó con gran dolor en su corazón, al perderla cuando ni siquiera la había tenido.
Corrió con todas sus fuerzas, lejos de su casa y lejos de él. Creyendo al principio, que lo hacia sin rumbo alguno. Pero unos minutos después, se hallaba a pocas manzanas de su casa. En el barrio, donde vivía su hermana.
Y aquel, era su bloque.
Detuvo sus piernas, para comenzar a recuperar el aliento y detener así su corazón. Quien corría completamente desbocado y no solo por causa de la carrera, que se había dado en las oscuras calles. Donde todo el mundo comenzaba a salir disfrazado, para festejar aquella especial fecha.
No quería pensar...
¡Qué demonios! Lo que no quería, era recordar.
Lo creía. Reconoció en silencio, casi acomodando sus pulsaciones a la normalidad.
Creía en él y creía en sus sentimientos. Pero se había asustado.
Todo venía, desde cuando ella era una cría feliz que leía montones de historias fantásticas con un toque romántico. Siendo infundado aquel sentimiento por su abuela, quien hacia unos años los había abandonado.
Ella, había sido la causante en que creyera en el amor y en un felices, para siempre. Animándola a convertirse en un ratón de biblioteca, para que alimentara sus esperanzas en creer que todo era posible.
Su frase favorita, era que sí se creía con fuerza, podía hacerse realidad.
Ya en su adolescencia, una tarde que iba paseando por el parque con un libro de amor entre sus manos, se topó con una mujer con un brillo especial en su mirada.
Cuando se agachó para recoger el libro del suelo, escuchó como la mujer repetía en voz alta el título.
Al alzarse, sus miradas volvieron a cruzarse. Y fue cuando ella le habló con tono risueño.
"Conocerás a tú alma gemela en la noche de tu cumpleaños. Solo espero que llegues a creer, que él es tú felices para siempre"
Después, le guiñó un ojo y se alejó a un paso ligero.
Fueron muchos los días, que estuvo rondando aquel encuentro por su cabeza, sin llegar a contárselo nunca a nadie. Y tal vez, por su abuela o por el brillo especial que había visto en aquellos ojos, que creyó en ello por mucho tiempo.
Pero unos años atrás, se cansó y dejó de creer en la magia y en el amor. Regañándose así misma, por ser tan estúpida a lo largo de su vida...
Y ahora, en la noche de su cumpleaños. Aparecía él.
-¡Zaida!
Exclamó su hermana pequeña sorprendida, en compañía de sus amigas, al aparecer en las escaleras del bloque de pisos en donde vivía.
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Mágia Y Amor
RomanceNada puede salir bien, cuando tienes una abuela o bisabuela, según la parte que te toque y ésta, resulte tener cierto sexto sentido para la vida. Hasta aquí, medio bien... Pero cuando resulta, que es la indicada en encaminarte hacia los caminos de...