All Of Me [Larry & Klaine]

Capítulo 7

ENERO 15 DEL 2015

¡Hola amigo!

Hoy será mi tercer día trabajando en la cafetería "Broadway baby" donde Zilá me ha conseguido un puesto —redactaba Harry— y aún sigo nervioso como la primera vez, sin contar la sorpresa de aquel día.

FLASH BACK

Estaba ayudando a Zilá a levantar algunas mesas vacías cuando se escuchó el tintineo de la puerta. Rápidamente el cliente tomo asiento en una mesa.

—Voy a atender —Dijo Zilá.

—Claro, yo mientras terminaré las mesas de este lado —Contestó Harry.

Estaba saliendo de la cocina donde había ido a botar los platos, me encontraba restregando mis manos en uno de los lienzos que llevaba sobre mi mandil sin darme cuenta del camino pero al alzar la vista mi quijada cayó al suelo.

Louis estaba mirándome.

FIN DEL FLASH BACK

Aún sigo impactado y sin creer que después de casi dos semanas había vuelto a mirar a aquellos ojos. Aunque esperaba pacientemente a que él se fuera de ahí; eso nunca sucedió. Sólo podía sentir su mirada penetrante, observándome en mi ir y venir por todo el local.

Cuando el restaurant estaba pronto a cerrar quise suponer que Louis se dio cuenta que no estaba en la mejor disposición para hablar con él por lo que me dejo una nota con Zilá:

"Necesitamos hablar, puente, Central Park, 8 P.M"

Estoy indeciso, ¿será bueno ir?

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ENERO 15 DEL 2015

Mi mente no me ha dejado dormir en varios días, en mis manos aún sostengo la nota que se posaba en aquél arreglo de flores —escribía Blaine frustrado— que Kurt había dejado aquella noche de mi presentación en NYADA. Quiero perdonarlo pero algo dentro de mí me dice que no debo caer tan fácil... tan rápido.

Hoy empezaré un nuevo trabajo como instructor musical de niños en un edificio de trabajo social. Me encanta estar con los niños; espero un día tener uno.

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Harry estaba saliendo de darse una ducha estaba envuelto de las caderas en una toalla blanca dejando ver sus pectorales perfectamente tonificados. Al llegar a su habitación le echó un último vistazo a su vestuario: pantalones rojos, camisa de cuello a rayas blancas y rojas, zapatos negros y el distintivo con su nombre; sonrió al ver éste.

Se estaba observando en el espejo ya vestido. Primero el perfil derecho, luego el izquierdo, se encorvó, se enderezo, metió el aire, lo sacó y finalmente se encontró cepillando su cabello.

—Eres divertido ¿sabes? —Se escuchó la voz de Zilá mientras seguía riendo de él.

—Cualquiera hace esto —Harry contestó sonrojado cuando volteó a verla— Además... ¿estabas espiándome?

—No... —Arrastró la "o".

—Ajá —Harry volvió su vista al espejo.

—Como sea —Zilá rodó los ojos por lo arrogante de Harry— ¿Ya te decidiste?

—Iré —Afirmó.

—Haces bien —Zilá le regaló una sonrisa.

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Blaine estaba dando la vuelta por una de las esquinas de la Gran Manzana. Iba vestido de traje negro con un moño que le adornaba en el cuello del mismo color, contrastando con su camisa blanca. Iba caminando un tanto apurado rumbo al edificio de trabajo social, no había querido tomar taxi porque el edificio quedaba a unos 15 minutos o menos y estaba seguro de que si lo tomaba iba a tardar más que eso.

—Mr. Anderson —Dijo una señora de cabellos ya teñidos de un color blancuzco. Portaba gafas y un traje bien alineado de color coral.

—Mrs. Wallace —saludó Blaine—Buenos días —acomodó su traje— estoy muy emocionado.

—Me alegro —palmeó el hombro de Blaine mientras caminaban por un pasillo— pero guarde esa energía para...

Abrió la puerta de una de las habitaciones que se encontraban en el edificio y Blaine no pudo contener la sonrisa por la cual dejó ver su hermosa hilera de dientes blancos.

—Sabía que le encantaría —Dijo Mrs. Wallace mientras adentraba a Blaine en la habitación y cerraba.

Era mejor de lo que había esperado. Unos estantes de color rojo se encontraban en la pared del fondo y cada espacio de éste estaba dividido entre los niños de ese cuarto —o salón— teniendo sobre ellos el nombre de cada pequeño, dentro de los espacios había pinturas, algunos cuadernos desordenados, colores, etc. Pequeños niños de entre 4 y 6 años estaban dentro, observando cautelosamente a Blaine que los veía con mucho emoción desde la puerta –ya cerrada— algunos con caireles otros más lacios, unos rubios y otros pelirojos... pero hubo alguien que captó su atención. Unos pequeños ojos grises y una melena negra que apenas se asomaban de detrás de los estantes.

Esto es lo más hermoso que han visto mis ojos —Pensó Blaine.

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—El café ya va a cerrar ¿Estás listo? —Dijo Zilá a Harry.

—Algo... así —Exhaló fuerte mientras seguía tamborileando los dedos en la barra del lugar.

—No va a pasar nada que tú no quieras, sólo habla con él. Escúchalo, haz que te escuche y piensen en una solución —sobó la mano de Harry transmitiéndole comprensión— si los dos se aman y quieren estar juntos como se supone que deberían estar, entonces háganlo y estén juntos.

— ¿Sabes que te amo? —Harry alzó la mirada hacia Zilá mostrando esos ojos verdes preciosos que transmitían un brillo de miedo.

El dueño salió de la cocina y avanzó hacia la puerta principal volteando el letrero de Open a Close. Zilá abrazó a Harry reconfortándolo un poco más y finalmente dio marcha a la salida despidiéndose de él, dejándolo con sus pensamientos.

Al final, al ver que ya estaban a punto de apagarse las últimas luces del lugar, Harry se encaminó a los lockers que se hallaban al final de la cocina a recoger la maleta con sus pertenencias, después de tomarla fue al baño de los hombres y cambio su uniforme por unos jeans negros desgastados de las rodillas una camisa en "V" blanca se colocó su abrigo negro y al final, sentándose en uno de los retretes se puso unas botas —sus favoritas, cabe recalcar— de un color café quemado desgastados de igual forma que el pantalón, sacó una loción CK roció sobre sus manos y la esparció por su pecho, cuello y un tanto en la zona facial. Al terminar guardó lo demás en su maleta se echó un último vistazo en el espejo y se fue.

Será una noche larga —Se dijo así mismo.