Muy real

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Estaba encerrada en el coche y la lluvia no cesaba. Mi padre se había llevado las llaves y no podía poner en marcha el coche para entrar en calor con la calefacción. Las luces de las farolas parpadeaban. La lluvia cada vez era más intensa. En unos minutos la calle entera quedó apresada entre las garras de la oscuridad, y la tormenta había causado que todo el vecindario se quedara sin luz, lo que me convertía en la única persona en la calle, rodeada de agua y oscuridad.
Tuve miedo y rápidamente busqué mi móvil en la mochila, no era capaz de encontrarlo. Forcejeé un rato con la mochila hasta que pude coger mi móvil, pero no tenía batería. Presa del pánico comencé a mirar a todos los lados, en busca de una persona. Mi mirada se quedó fija en la puerta de la tienda, intentando visualizar a mis padres, pero no lograba distinguir dónde terminaba la puerta y dónde empezaba la pared.

Un ruido me sacó de golpe del mundo de pánico que me había creado, y busqué a lo lejos la procedencia del ruido. Pude distinguir una sombra que parecía un hombre, alto, delgado, con gabardina y sombrero, con aires de detective, lo que me sorprendió fue ver que llevaba algo en la mano.
El hombre se dirigía al coche y yo me asusté más aún. Me preguntaba a mí misma si me habría visto, si me habría estado espiando, o si él había cortado la luz para atacarme.
Traté de buscar el mejor escondite, el hueco entre el asiento trasero y el respaldo del asiento del copiloto. Y aunque sabía que si quería encontrarme, lo haría fácilmente, me sentía más segura apretujada entre los asientos.

Mientras agachaba la cabeza y las lágrimas me caían por las mejillas, los pasos de aquel extraño hombre se me clavaban en los oídos, y entre el ruido de las botas en el agua se podía distinguir otro más, parecía algo metálico rozando el suelo. Se me vino a la cabeza que podía ser una barra de metal o algo similar, pero qué pretendía hacer con la barra.."oh, Dios mío" pensé,  "me matará, me va a matar, no puedo escapar".
El hombre se paró cerca de la puerta tras la que yo me escondía, y en ese momento las luces se encendieron, vi a mi madre correr hacia mi cama y sentarse a mi lado.

- ¿Qué te pasa, Mina? ¿Otra pesadilla?

- Creo que sí - dije mientras asimilaba que todo había sido un sueño, muy real, pero un sueño - Mamá, vuelve a la cama, estoy bien, duerme tranquila.

- ¿Seguro que no necesitas que me quede? Que no me importa.

- Mamá, no hace falta, vete a dormir, estaré bien.

Mi madre salió con la cara descompuesta, pero tenía razón, llevaba varias semanas sufriendo pesadillas por las noches, y aunque intentara tranquilizar a mi madre, en el fondo yo estaba más asustada que ella.

Todas mis pesadillas estaban relacionadas, siempre soñaba que no tenía escapatoria y que un hombre me quería matar, despertándome siempre en el momento del encuentro cara a cara con aquel misterioso hombre.
Yo no paraba de preguntarme qué significaban esos sueños, quién era ese hombre y cómo sería.

Las pesadillas ya no sólo se apoderaban de mi por la noche, ahora también me rondaban durante el día.

MinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora