Capítulo 5: La llegada de otra más.

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Al apagarse mi linterna, toqué algo membranoso y podrido. Me asusté e intentaba salir del estrecho desván cuando de repente, una mano fría me agarró junto a un lamido:

-¿¡Quién es!?- Pregunté gritando del susto.

Antes de oír la respuesta, la linterna se encendió de nuevo. ¡No podía creer lo que veían mis ojos! Era mi amiga Afra, a la cual buscábamos desesperadamente junto a los otros dos amigos nuestros. Ella es alta, morena y de un fuerte carácter. Ella, con lágrimas en los ojos, dijo:

-¡ÁNGEL! ¡Gracias a Dios! Estaba huyendo de los Zombies o lo que fueran los monstruos esos, y vi esta casa. Me encontré a varios de Ellos aquí, pero tenía mis armas, menos mal. Había otro bicho de estos aquí arriba.. No sé como han llegado aquí, la verdad. En fin, ¿estás solo?

-No, estoy con Álvaro, Miriam, Alba, Lola, Amalia y Angélica. También íbamos con Marcos, el profe de Educación Física pero...

-Oh no.. Lo siento mucho.. Por cierto. Antes de entrar a esta casa, me encontré a Sergio y Alicia. Iban juntos pero corrieron para otro lado al venir una holeada de Ellos y me separé. ¡Tenemos que ir a buscarlos!- Dijo empujándome hacia la salida.

-Claro, pero primero debemos descansar y reponer fuerzas. No duraremos mucho si vamos tal y como estamos ahora.

-Cierto. Bajemos, quiero saludar a los demás.

Bajamos del dichoso desván, y recuerdo los rostros de Álvaro y Alba al ver a Afra bajando por aquellas escaleras. Tenían cara de asombro pero a la vez alivio, ya que pensaban que me habían cogido o algo similar. Afra abrazó a todos los miembros del grupo y ella se dispuso a contar como había llegado a la casa:

-Como ya sabéis, ayer no pude ir a clase, ya que me encontraba enferma. Vi en la televisión todo lo que ocurrió y fui en busca de ayuda. Cuando regresé a mi casa, todos los miembros de mi familia estaban... Muertos. Vinieron a por mi, para morderme. Yo me defendí cogiendo las espadas de cortar la tarta de boda de mis padres y los maté. No se merecían eso...Cogí mi perro, llamado Yambo y acudí corriendo al instituto, ya que sabía que estabais ahí. Pero no pude entrar. Estaban todo minado de Caminantes. Así que, intenté buscar un sitio donde refugiarme. En esta casa, como ya he dicho antes, estaba ocupada sus dueños, que en paz descansen. Los eliminé y me escondí en el lugar más seguro de la casa: el desván. 

-Gracias por intentar salvarnos, Afra. -Añadió Lola.

Acto seguido, escuchamos como si llamaran a la puerta. Fuimos con cuidado a ver que era:

-¿Quienes son?- Preguntó Alba mientras desenfundaba una pistola.

-Shh, silencio. Pueden ser Caminantes.- Añadió Amalia.

-No, no somos Caminantes. Somos algo peor. -Dijo una voz procedente de detrás de la puerta.

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