Cuentoreta

¿Le dices tú, o le digo yo?

¿Le dices tú, o le digo yo?

Silencio.

Ahora todo lo que existe en el salón es silencio. Sus miradas están contraídas, él la observa con esos ojos rasgados, sin brillo, mientras que ella solo baja la mirada ¿qué es lo que dirá ahora después de la humillación que ha Pasado?

Se lo dijeron siempre; no confíes en los extraños, pero sus emociones fluyen como el agua, a pesar de estar contenidas en un solo lugar supieron como escaparse. Confió demasiado en Alexandra su compañera de clases; su sonrisa y su encanto no es lo que aparentan. Ella como muchas personas en la sociedad es falsa e insegura pero ¿quién tiene la culpa? de alguna manera tenemos que encajar ¿no?

Entonces ahora, como parte del destino la campana suena. Si, es la última clase y después del toque ya todos los alumnos son libres de irse a donde se les pegue la gana. Los compañeros de salón comienzan un barullo olvidando por completo el porqué del mortal silencio y rápidamente toman sus pertenencias.

Mientras Sonia y Noa siguen paralizados, inmóviles cada uno tratando de componer una frase.

El salón comienza a sonar cada vez más hueco por la partida de los alumnos, hasta el punto en el que Sonia puede llegar a escuchar como sus oídos comienzan a latir, la presión es tanta que... Sólo da media vuelta y avanza en dirección a la puerta.

¿Su reacción es normal? no lo sé yo no soy capaz de pensar como ella, no ahora que puedo observar como se encoje en su cama quedando casi en posición fetal; una lágrima se asoma por su mejilla roja y recorre hasta sus labios. Labios que ha mordido una y otra vez tratando de ahogar su llanto, intentos obviamente fallidos. Creo que... en verdad no podré aguantar tanto tiempo su mirada caramelo enrojecido y por supuesto rudamente acusadora, pero... ¿Acaso es tan humillante el sólo echo de confesarle a esa persona tus verdaderos sentimientos?... En realidad yo sólo quería ayudar...