16. Capucha

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Y... estoy perdido en mis propias palabras, frases y discursos

Caminé esa vez acompañado de mi capucha, que de alguna forma me protegía por lo más loco que suene. Era como un escudo para mí, era mi capucha favorita, oscura, reconfortante...

Me senté en el pasto fuera del edificio, con mi cabeza sobre mis piernas. Podía escuchar el incesante sonido de los grillos, un espectáculo natural. La tranquilidad y el silencio que trae consigo la noche hizo que la melancolía invadiera mi alma. Algunos kilómetros fuera de casa, personas que había perdido, sentimientos destruidos y la idea de que me estaba volviendo loco martillaban una y otra vez esa pared que en cualquier momento se derrumbaría.

Y ese pensamiento lo había tenido esa vez en la competencia de natación en el bachillerato, pero en esta ocasión sacudí esa idea. Oprimí mis ojos y coloqué mis manos sobre mis orejas, como si ese acto fuera capaz de ahuyentar lo que me atormentaba. Luego de un rato, alguien se sentó a mi lado, dándome una palmada en el hombro.

Era Paul Chambers.

-Lo siento -susurró

-¿Por-por qué? -pregunté extrañado

-Reconozco la soledad desde kilómetros, y aunque solo compartimos tiempo en algunas clases, sé que te estás derrumbando -afirmó, sin hacer contacto visual alguno.

-Déjame solo, no lo entenderías...-suspiré- Claramente tú no eres alguien como yo.

-No me juzgues por mi apariencia, este grande caparazón solo esconde lo que en realidad ocurre en mi interior. Aunque no aparento ser débil, lo soy, Calum.

-¿Lo eres? -cuestioné

-Sí -asintió- A veces... solo tenemos una careta. Caras felices y fortaleza fingida que solo es parte del espectáculo, no quieres parecer débil. Pero cuando estás solo y nadie te mira, puedes quitarte el disfraz que cargabas durante todo el día y llorar, porque es lo único que se puede hacer.

-Haces que todo suene muy deprimente.

-Pues ambos lo estamos, Hood. Ese estado aparece cuando menos te lo esperas ¿Acaso tu has visto a alguien deprimido durante toda su vida?

- A veces parece una eternidad para algunos.

-Algunos corren con suerte y logran salir de sus garras.

-Pero ¿por qué lo estás?

-Problemas... sólo eso -se incorporó

-¿A donde vas?

-Solo... no dejes que tus pensamientos te hundan y que te ahoguen. No dejes... -enfatizó

Luego de que mi compañero de clases se marchara, miré por unos segundos al cielo, preguntándome por qué la tormenta había regresado. Sentí una gota caer en mi nariz, luego otra en la palma de mi mano. A continuación, una majestuosa lluvia empezó a rociar los alrededores, pidiendo que me refugiara.

Regresé al dormitorio y Matt, al que empecé a considerar como mi mejor amigo, abrió la puerta. Lo miré vagamente y me percaté que sus labios pronunciaban una frase millones de veces.

''Lo siento''

Me quité los zapatos y me arropé de los pies a la cabeza, ya se estaba convirtiendo una costumbre. No escuchaba nada, ni si quiera mi propia respiración ni mis pensamientos. Estaba cansado, estaba a punto de desconectarme del mundo.

La mañana siguiente, en vez de despertarme mi alarma, me encontré con un Matt angustiado.

-Ponte lo zapatos - dijo desesperado

-¿Por-por qué? -pregunté soñoliento

-Solo sígueme

Todos los chicos del edificio estaban agrupados en manadas en dirección hacia la salida. Fui arrastrado por las grandes masas hacia el auditorio, donde algunas personas lloraban sin razón aparente.

Pero luego de ver al Rector vestido de negro y con la tristeza encima, temí lo peor.

Paul Chambers se había ido para siempre.








Mystify / Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora