18. Adiós

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La oscuridad me drogó, llevándome al tren del ensueño. Queridos pasajeros, próxima parada: el escape de la realidad asfixiante. Estaba cansado de falsas alarmas de felicidad completa. Quería ser totalmente feliz. Aunque, poniéndome a recapitular, en estos momentos no recuerdo como era antes de que mi padre muriera. Creo que el viejo Calum Hood fue enterrado junto a él.  Así que este rollo del enigma nació. Recuerdo aquel atardecer donde me bajé en otra parada de autobús, dejando a Charlotte desconcertada. Deambulé un rato, tuve tiempo para pensar.

— ¿Quien eres?

— Calum Hood

—¿Como te sientes?

—Como la mierda

—¡Justifique su respuesta!

Y así,  haciendo dos papeles. Es como si me hubiese expuesto bajo el foco de una lampara policíaca y el policía —es decir yo, pero con bigote— me estuviera gritando, trayendo consigo gotas de saliva volando hacia mi rostro, causándome asco.

Es algo loco como algo ideado por tu cerebro puede relajarte y darte cierta sensación de plenitud más que la misma realidad. Estaba escapando, estaba ideando situaciones ficticias, estaba dándole otro giro al asunto. ¿Que conseguí? Que elementos de la realidad se reflejaran, aunque de una manera distinta.

Nunca fue el turno de Charlotte, quise perderme de nuevo, quise ser un enigma otra vez. Y en mi mente, ella estaba pérdida, yo no era un enigma, Paul estaba vivo y era mi enemigo y Matt...era simplemente él.

En la vida real, ella no es un enigma, solo tiene un dolor que llevará de una forma distinta. Matt, sigue siendo él mismo, o eso creo, no sé como le estará afectando esto. Paul no era mi enemigo, soy yo. Él quizás esté en el cielo, o que sé yo.

Ahora, el momento más turbulento, lo que viene después del ensueño: el despertar. Mamá llamó luego de que terminara de hiperventilar por la pesadilla que había presenciado minutos atrás. No quería preocuparla más de lo que estaba. ''¿Acaso no me están enseñando a estudiar la mente humana y sus secretos?'' pensé, aunque luego de un rato me contradije con otro pensamiento ''Aunque Piaget no puede ayudarme, ninguno de ellos puede. Nada de lo que he aprendido hasta ahora puedo ponerlo en practica, mi mente está en blanco, toda esa información se ha ido por el retrete, al igual que las toxinas que elimino todos los días'' 

Segunda llamada entrante de mamá, esa mujer no se da por vencida fácilmente, ella llamaría hasta que el gobierno o el mismísimo Elvis Presley la detuvieran —aunque eso es imposible— Así que suspiré, lo mejor que sé hacer y escuché su voz que sanó un poco la herida. Es como si hubiese puesto una curita.

—Cariño ¿Estás bien? ¿Te tomaste tu medicina?

—No y no. Buenos días mamá

—Debemos realizarte esos exámenes que dijo el doctor para descartar que sea lo orgánico que esté produciendo esto.

—Mamá, ya sé sobre la serotonina y los desequilibrios químicos. Pero, no sé con exactitud desde cuando me siento así, ni si quiera sabía que me sentía así. No le tenía una etiqueta, solo era un mal día o un mal momento.

—Cariño, pronto te acurrucaré.  Dormirás conmigo si lo deseas, sé que nos necesitas.

—No es justo que se ahoguen conmigo y más tú, mamá, que siempre has cargado las cruces de todos. Tener un hijo depresivo era lo último que te faltaba.

—No digas eso cariño, te amamos.

—¿Podría hablar con Mali?

—Por supuesto, amor

Mystify / Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora