Ashton... Ashton...
-¡ASHTON, DESPIERTA!-
De pronto me encuentro siendo agitado por unos brazos.
Pero aún no puedo abrir bien los párpados, hasta que lo consigo, la luz del sol se desplaza hasta mis ojos y los cierro de golpe.
Cuando logro adaptarme a la luz, abro mis ojos.
Me encuentro con un Brad sobresaltado y moviendo su boca, no logro comprender lo que dice, pero se que está gritando.
-¡ASHTON!-logre entender, Brad estaba gritandome.
Luego de salir totalmente de mi estado somnoliento, logro articular algunas palabras.
-Viejo, relajate-fue lo que salió de mis labios.
-Gracias a Dios, idiota ¡SON LAS SEIS Y CINCUENTA Y CINCO!-dijo.
Santa mierda. Entramos a clase a las siete de la mañana. Solo faltaban cinco minutos para que empezaran las clases.
Me levante de golpe y empuje a Brad a la cama, lo escuche reclamando, pero lo ignore, tenia que bañarme y arreglarme lo más rápido posible, si no quería que la profesora Higgings me odiara mas de lo que ya hace.
Me bañe, vestí y peine un poco mi cabello. Ya estaba listo, pero...
¡Santísima madre! No arregle mi mochila. Madre santa. Son las seis y cincuenta y siete. A ver Ashton, mueve el trasero si no quieres llegar tarde a Contabilidad.
Arregle y metí mi cuaderno, mis libros y cualquier objeto útil para las clases.
Salí disparado por todo el pasillo, muchos se quedaban viendo como corría, de seguro y pensaban que estaba loco, pero eso no importa en este preciso momento.
Seis y cincuenta y nueve.
Corre por tu vida Ashton, ya van a ser las siete, ¡CORRE!
Y llegue justo cuando toco la campana, me senté en una de las sillas de la esquina y pude descansar un poco, estaba demasiado agitado después de toda esa corrida.
-¿Te salio la bruja o que?-distinguí la voz de Mayron acercándose.
Una risa salio de mis labios.-Viejo, casi no llego al salón-dije exhausto.
-Ah con razón, tal vez te ganes un poco de cariño de parte de Higgings-dijo guiñando un ojo y riendo.
La puerta se abrió y Higgings entro, y tenia una cara de amargada, bueno, es ella, un milagro que se asome una sonrisa de esa cara. Y no seria una muy linda que digamos. Solo pensarlo me hace retorcerme.
-Buenos días estudiantes, desarrollen los ejercicios 9 y 12.-
De pronto un chico pregunta:-¿Prof, y el diez y el once que?-
-No se hacen y punto-dijo seria.
-Ay que racista, pobres-dijo susurrando, pero logre escucharlo, y todos reímos.
Higgings solo lo fulminó con la mirada y siguió explicando como haríamos los ejercicios correspondientes a la clase.
(...)
-Así que ¿te la topaste en el pasillo?-pregunto Mayron curioso.
-Si... Encontré su cuaderno, pero no pude ver que tenia adentro, porque ella llego justo cuando iba a hacerlo-
-Ah caray, de seguro y ya te etiqueto de fisgón-dijo riendo.
Solo alce los hombros restándole importancia.
Hablamos de trivialidades, burlas sobre los profesores, de los compañeros de dormitorios, entre otras cosas. Omiti por completo contarle mi sueño, ya y va a pensar que estoy loco, pero se sintió tan real, que no se si en realidad paso o no.
Luego de hablar con Mayron, me dirigí a la biblioteca dispuesto a averiguar algo sobre La Revolución Francesa, ya que la profesora dejo un álbum sobre eso, y ya que no tenia más nada que hacer me puse a investigarlo.
Ya había culminado mi tarea y me estaba retirando de la biblioteca. Logre ver a la chica de cabello castaño Skylar.
-¡Hola!-dije y me senté en la silla junto a ella.
Ella alzo la mirada y se encontró con mi sonrisa. -Hola Ashton-dije luego de mirarme detenidamente.
¿Cómo sabe mi nombre?
Llegó el pensamiento a mi mente, pero se alejo tan rápido como llego. Así que le reste importancia.
-¿Que traes ahí?-dije al ver nuevamente el cuaderno negro que recogí la otra vez del suelo del pasillo.
-Hm, nada importante, solo un cuaderno nada más.-dijo alzando los hombros.
Esta chica si que es difícil de convencer.
Pensé.
Luego de ese incómodo silencio, hablamos, conociéndonos un poco más. Resulta que se acaba de mudar acá a West Forest luego de que a su pueblo lo atacara un huracán devastador, algo que me pareció raro, debido a que no escuche nada en el noticiero, pero le reste importancia.
Luego me despedí de ella y me fui a ni dormitorio dispuesto a descansar un poco después de hacer mis deberes.
Me duché y me dispuse a dormir. Esta vez, puse la alarma para evitar que me de un infarto a tan temprana edad.
-Buenas noches-escuché decir a Brad del otro lado de la habitación.
-Igual-dije y me recoste para conciliar el sueño.
Y de nuevo, allí estaba. El bosque...