Palabras silenciosas (JiHan♥)

4. La primera vez que te vi llorar

Jamás en su vida había visto a su hermana tan destrozada. Sus brazos no eran lo suficientemente fuertes para sostenerla y sus palabras de consuelo no eran lo suficientemente convincentes para reconfortarla. Jisoo la conocía lo suficiente como para saber que el llanto de su hermana no era como cualquiera. Jinah tenía miedo, un miedo que el menor no lograba entender. La presionó más fuerte contra su cuerpo acariciando sus cabellos con dulzura mientras la guiaba a una banca cercana. El moreno miró a su alrededor buscando un algo invisible, y cuando sus ojos llegaron al café en el que anteriormente había estado su cerebro hizo una conexión automática.

Jeonghan.

"Mierda" susurró por lo bajo, soltando lentamente a su hermana. "Espérame aquí, vuelvo enseguida" murmuró besando la frente de la mayor. El moreno cruzó la calle nuevamente, rumbo al café del cual había salido sin dar explicación alguna, rogando que Jeonghan aún estuviera ahí. Cuando entró miró hacia la mesa que habían compartido y el peso en su estómago se hizo aún mayor.

Jeonghan no estaba...

... y probablemente lo estaría odiando en estos momentos.

"El... el muchacho de esa mesa...." Susurró al aire, esperando quizás que alguien le dijera que había ido al baño, a pedir otro café, lo que fuera.

"Se fue unos segundos después de ti" le contestó la muchacha que los había atendido un rato atrás. Jisoo golpeó con furia una de las puertas del local, asustando a la mesera y a los clientes presentes. Esa era la última respuesta que quería escuchar.

"Lo siento...." Gruñó antes de volver a salir del local. Recostó unos segundos su cuerpo en las afueras del local, golpeando su cabeza repetidas veces contra la pared. ¿Cómo?, ¿Cómo había pasado algo así?...

Se maldijo en voz alta, en voz baja, en sus pensamientos y hasta quiso golpearse, pero recordando que tenía a su hermana sentada en una banca llorando lo hizo volver lentamente a la realidad. Apresurando el paso llegó hasta Jinah que un poco más tranquila observaba algo a lo lejos. "¿Vas a contarme qué sucedió?" preguntó cuando estuvo lo suficientemente cerca llamando la atención de su hermana mayor.

"Vamos a casa. Todos tienen que saberlo" contestó volviendo su mirada hacia algo que Jisoo no lograba vislumbrar.

"¿Qué es todo esto Jinah? Me estás asustando..." replicó el menor sentándose a su lado, tratando de no perder lo poco y nada de paciencia que le quedaba.

"Yo también lo estoy Jisoo..." murmuró la muchacha, tomando con fuerza una de las manos de su hermano.

"¡Argh! ¡Jinah, por la mierda!, ¡Dime qué está pasando!" gritó exaltado, zamarreando levemente a su hermana. Las miradas de ambos Hong se cruzaron un eterno segundo, en el cual Jinah no hizo más que mostrarle lo que sus ojos veían, lo que su mente sabía, el porqué sus manos temblaban, el porqué de su llanto, de sus noches angustiosas. "Terminó contigo..." murmuró el más chico.

"No sólo eso Jisoo...." Suspiró la bajita. "yo... voy a tener un hijo" confesó con sus ojos brillosos, llenos de un sentimiento que ahora su hermano menor compartía con ella: El miedo.

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Las lágrimas empapaban su pálido rostro, sus manos temblorosas intentaban afirmarse en el fierro de aquel bus que lo llevaría hasta su casa, donde tendría que afrontar aún más aquella realidad que lo estaba atormentando. Quería creer que era especial... y claro que lo era. Era el tonto más especial que había pisado la tierra, era el ingenuo más especial que había confiado ciegamente otra vez. No, él no era especial, era un imbécil. Quería hundirse, que un tren pasara sobre su cuerpo, colgarse de una cuerda, tirarse por un veinteavo piso, quería morirse.