Cinco: Entrenamiento

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"¡Ser un vampiro es grandioso!" pensaba Natsuki, la reina Krul había encargado su entrenamiento a un vampiro llamado Mikaela, que vivía en mismo lugar donde ahora lo hacia ella.

En este momento estaban teniendo su primera sesión de entrenamiento, Mikaela la había guiado a una habitación llena de armas y le dijo que escogiera la que más le gustara, ella emocionada reviso todas las armas que había allí hasta decidirse por una espada.

- ¡Esta! – dijo intentado fingir no estar tan emocionada.

Moverse resultaba sencillo gracias a su nueva naturaleza, su cuerpo era fuerte y ligero, podía moverse con una rapidez sorprendente.

-Déjame entrenar con la espada – pidió Natsuki.

-No – se negó Mikaela.

-¡Por favor! – suplico ella y el vampiro le puso los ojos en blanco.

-No.

-¿Por qué?

-Porque tienes que trabajar primero tu agilidad.

-¿Entonces porque me hiciste elegirla primero?

-¿Cómo que por qué? Cuando entramos al armas saltabas de la emoción, pensé que con eso te tranquilizarías – Natsuki se froto la cabeza avergonzada.

-¡Definitivamente ser un vampiro es asombroso! – dijo mientras continuaba con sus ejercicios.

-¿Lo dices en serio? – pregunto Mikaela dándole una dura mirada.

-Si ¿A ti no te gusto convertirte? No recuerdo exactamente como termine convertida en vampiro pero sentirme tan fuerte es genial.

-¿Recuerdas tu vida antes de convertiste?

-Si – Natsuki dio un rol competo en el aire y aterrizo elegante e impecablemente en el piso.

-¿No extrañas a tu familia?

-¿Mi familia...? ¿Te refieres a mis amigos?

-Si a ellos, no podrás volver a verlos nunca.

-¡¿Qué?! ¿Por qué no puede hacerlo? Ellos siguen viviendo aquí.

-Ven siéntate un momento – dijo Mikaela señalando la silla continua a la suya. Natsuki se sentó sin decir una palabra ¿No volvería a ver nunca sus amigos? No se había parado a pensar en eso -. Tus amigos son humanos, para los vampiros los humanos son... Inferiores, además ellos se asustaran en cuanto te vean.

-No lo creo... me conocen.

-Lo más indicado seria que no te volvieran a ver, también por su seguridad.

-¿Les podría pasar algo?

-Los vampiros son... somos complicados, a veces cuando hay discusiones pueden intentar herirte y si tu familia queda en medio pueden ir por ellos.

-Bien, entiendo.

-¿Qué opinan ellos sobre los vampiros? ¿Les temen?

-Si, como todo el mundo... - Natsuki se encogió, no volvería a ver a sus amigos, debió de haberse dado cuenta antes, ahora que era consciente de eso sentía como todo su bien animo se desvanecía.

-Se lo que estás pasando – dijo Mikaela poniéndole una mano sobre el hombro -. Yo también pase por algo similar.

-¿Cómo te convertiste en vampiro? – pregunto Natsuki -. Ahora que lo pienso me parece que te he visto en algún lado.

-¿Me has visto? Antes era parte del ganado – explico Mikaela -. Una noche trace un plan para escapar junto a toda mi familia... un vampiro los asesino, fue mi culpa yo caí en la trampa de ese vampiro y... ahora casi todos ellos están muertos.

-¿Casi todos? ¿Alguien sobrevivió?

-Mi mejor amigo... pero ahora me temo que ha ido a parar a manos de los codiciosos humanos, tengo que rescatarlo.

-¿Odias a los humanos?

-Si.

-¿Entonces te gusta ser un vampiro?

-No... también odio a los vampiros.

-¿Entonces como planeas rescatar a tu amigo si no te agrada ningún lado?

-Cuando lo encuentre lo llevare lejos, donde nadie pueda hacerle daño – dijo Mikaela con determinación.

-Bien... - dijo Natsuki sin saber que responder a eso.

-Toma – ofreció Mikaela.

-¿Qué es?

-Sangre, hemos terminado el entrenamiento por hoy, debes estar hambrienta.

-¿sangre? – dijo la chica mirando la bolsa con asco -. Nunca he probado sangre.

 Debiste de haberlo hecho sino ahora no serias un vampiro... es la sangre de Krul, no completaras tu transformación todavía.

-¿Completar mi transformación? ¿No soy un vampiro completo todavía?

-No, por eso nuestros ojos aún conservan su color original.

Natsuki tomo la botella de sangre que Mikaela le ofrecía, algo reacia a dar el primer bocado se la acerco a la boca... ¡Qué bien sabía! Se la termino de un bocado.

La sangre del pasado y futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora