Capítulo 3
El pelinegro de mayor altura, apartó la vista del chico más bajo. El rubio pasó un poco confundido, pero pasó por alto la mirada. Pensando que es la típica mirada de cuando alguien ve a una persona por primera vez. Claro, que ésta fue diferente.
El chico de ojos marrones cerró la puerta y tomó la dirección hacia donde había dejado a sus amigos la última vez.
El rubio no dejaba de pensar en la mirada que le dieron los marrones y brillantes ojos de Zayn. Le pareció una mirada curiosa. Había algo en esos ojos cuando lo miró. El moreno le pareció un chico guapo y sexy. Raawr. Si, Niall era un chico bisexual. Le atraían los hombres, pero nunca había salido con uno. Hace un tiempo salió con una chica, pero luego de dos años de una larga y sometida relación, terminaron.
El ojiazul se sentía extraño en la fiesta. No conocía a nadie. Era uno de los pocos amigos que tenía Harry fuera de la universidad. El chico se dio a la tarea de buscar a su amigo de rulos. Algo que no era tan fácil porque la muchedumbre le impedía ver con facilidad los rostros, además de que el chico de hoyuelos y sonrisa perfecta podía estar en cualquier lugar de la gigante y hermosa mansión. Fue al salón de la fiesta, buscó y buscó pero no lo encontró. Luego se dirigió a la sala donde habían otros cuantos, donde no tuvo éxito su búsqueda. Y por último se dirigió a la cocina, donde al fin pudo encontrar al chico de ojos verdes que mostró una gran sonrisa acompañada de sus tiernos hoyuelos al verle.
-¡Hola! –dijo el ojiazul con mucha alegría de haberlo encontrado después de toda esa tediosa y larga búsqueda que al fin concluyó con un final feliz.
-¡Niall! –gritó el chico de pelo rizado. –Qué bueno que viniste. –después de todo no estaba muy seguro si vería a su amigo rubio en la fiesta. Pues Niall le había dicho que no sabía si podía asistir después de todo.
-Sí, pero no creo que por mucho. –respondió el chico de menor altura llevando sus ojos azules a los lados, como estudiando cada costado de la cocina y la gente que podía ver a través de la ventana de cristal por la cual se colaba el ruido de la música y el reflejo de muchos colores de las luces de fiesta.
-¿Por qué? –el rizado arrugó su frente, haciendo un gesto de "por favor quédate".
-Es que no conozco a nadie. –dijo el rubio un poco apenado. Se sentía de más en la fiesta. Pues la fiesta era de Harry y sus amigos de la universidad.
La puerta de la cocina se abrió y fue atravesada por el chico moreno de pelo negro, Zayn, quien estaba acompañado de Liam, otro extraño para Niall.
-Mira... ellos son Liam y Zayn. –presentó el ojiverde. Quería que Niall conociera a más personas para que se quedara en la fiesta.
-Mucho gusto Liam. Soy Niall. –saludó el de menor tamaño.
-Mucho gusto. –dijo Liam alzando una mano seguido de un gesto de saludo.
-Y a Zayn ya lo conocí en la entrada. –sonrió el chico blanco, quien pudo notar como el semblante de Zayn cambió de uno normal a uno nervioso y ansioso luego de que el rubio pronunciara por sus rosados labios el nombre Zayn.
- Emm si si. –dijo el moreno. –¡Ya vuelvo! –atravesó la puerta apurado.
Parecía un poco nervioso, o realmente lo estaba. No sabía qué era lo que le pasaba cada vez que veía a Niall. Era algo extraño. Desde la primera vez que cruzaron palabras. El moreno lo ve y siente algo en él. "Maldición Zayn. ¿Qué diablos te pasa?" Era lo único que se formulaba en esos momentos el chico pelinegro.
El confundido chico, decidió pasar el resto de la fiesta con su novia Amanda y las amigas de ésta. Para él era entretenido escuchar temas de chicas. Pero lo hacía más para opinar y para que las alocadas chicas entendieran las cosas desde el punto de vista de un hombre también. Y así pasó toda la noche hasta que la pareja decidió irse.
Se despidieron de las chicas, para luego ir a hacer lo mismo con los amigos del moreno.
-Chicos, ya nos vamos. –dijo la chica. –Gracias por invitarnos Harry. ¡La pasamos súper! –sonrió en dirección a su novio.
-De nada. Fue un gusto que vinieran. –dijo con cortesía el chico anfitrión. –Oye Zayn, quédate aquí hoy a dormir. Liam también se quedará. –el chico de rulos mostró una gran sonrisa, haciendo que sus hoyuelos se marcaran.
-Me encantaría, pero ando con Amanda. –dijo apenado.
-Bueno, pues llévala a su casa y luego te regresas. Si quieres te acompaño. –dijo Liam.
-Exacto amor. –secundó la novia.
-Bueno, no suena mal la idea. –comenzó el moreno. –Está bien. Acepto. –terminó de soltar el pelinegro después de una pausa.
Se fueron y llevaron a Amanda a la casa de ella. El camino no era largo así que llegaron rápido otra vez.
-Adiós amor. –dijo el novio mientras le clavaba un beso a la chica. -¡Qué descanses!
-¡Igual amor! –dijo la chica, quien le devolvió el beso. –Bye Liam.
-¡Hasta luego! –dijo el chico desde la parte trasera del auto. Que luego de que Amanda se fue, se pasó al asiento delantero para hacerle compañía a su amigo que conducía.
Los amigos esperaron que la chica entrara a la casa y cerrara la puerta. Luego, Zayn arrancó su auto velozmente.
-Al fin una noche de chicos nada más. –dijo el pasajero. Quien alzó las manos como exclamación de victoria.
-Sí. Harry, tú y yo. –asintió feliz el pelinegro.
-Emm... creo que Niall también se quedará. –aclaró Liam.
-¿Niall? –dije Zayn con un tono de sorpresa. Mientras sentía como se le aceleraba su corazón.
-Si... Niall. –enfatizó el pasajero. -¿Por qué? ¿Algún problema con él? –concluyó.
-No. ¡Claro que no! Ninguno. –aclaró el conductor quien sentía como los nervios y la ansiedad comenzaban a subirle.
El alto narcisista no sabía que era lo que le pasaba cuando escuchaba ese nombre, Niall. Pero cuando lo escuchaba, lo imaginaba perfectamente en su mente. Veía de una manera hermosa al chico de ojos azules y pelo rubio en su imaginación. Imagen que era distorsionada por el pensamiento que no salía en las últimas horas de su cabeza "¿Qué te sucede Zayn? ¿Por qué piensas en eso?".