Capítulo 8
Los cuatro chicos se sentaron en la mesa a comer el desayuno. Se sentía una cierta tensión en el ambiente. Ninguno de los cuatro soltaba ni una sola palabra. Solo miradas entrelazándose. Corrían muchos pensamientos en esas cabezas. “¿Qué hago?” “¿Qué digo?” “¿Cómo acabo con este silencio?”
Zayn comía tan rápido como loco de manicomio. Fue el primero en terminar. Y el que rompió el silencio.
-Chicos me iré a dar una ducha. Ya vuelvo. –se paró de su lugar y atravesó la puerta de la cocina.
-Iré a buscar algo a la habitación. –dijo el rubio. –Regreso en un momento. –se paró de su lugar.
-¡No! –el chef dio un grito alarmado. Haciendo que el rubio y el ojiverde voltearan a él. –O sea, me refiero a que como Zayn y yo hicimos esto, pues ahora les toca recoger a ustedes. –Mentira. Eso fue lo primero que se le vino a la mente. Realmente su “¡No!” fue porque por ningún motivo, el moreno y el ojiazul, podrían estar juntos… y mucho menos solos.
-Ya oíste al chef Nialler. –bufó el de rulos. –No puede irte hasta que esta cocina quede impecable. –el rubio solo asintió y ayudo a Harry a recoger. Mientras Liam subió a la habitación a recoger las camas.
Zayn estaba dándose una ducha. Dejando que el agua fría le cayera y recorriera su trabajado cuerpo. Eso lo hacía sentir más aliviado. Lo liberaba de sus pensamientos. Pero claro, no iba a pasar todo el día en la ducha. Así que tuvo que salir a su dura realidad.
El moreno salió de la ducha con una toalla enredada en su cintura, dejando al descubierto su torso húmedo y con uno que otro tatuaje. Entró a la habitación y vio a su amigo Liam tendido en la cama. Mirándolo con una cara que conocía muy bien. Una cara de hay que hablar. Zayn cerró la puerta y se sentó en la cama al lado de su amigo.
-Dilo. Suéltalo Payne. –ya sabía lo que venía. Sabía que el tema de Niall aún no había acabado.
-Ya sabes por dónde vengo. ¿Verdad Malik? –dijo sínicamente Liam.
-Sí.
-¿Qué es lo que realmente sucede con Niall? –ahí soltó la primera pregunta. Que sería seguida de la segunda, la tercera y quien sabe cuántas más. Claro, sin contar el sermón.
-Nada, Liam. Nada. –Zayn se paró un poco alterado. –Solo UN accidente que NUNCA volverá a pasar. –recalcó el pelinegro.
-Zayn Zayn Zayn. –dijo Liam. –Eres mi amigo, más que eso, mi hermano y te conozco. Hace un rato me dijiste que te gustó y conociéndote, sé que iras en busca de más.
-¡No! –gritó Malik. –Liam no te equivoques conmigo, por favor. A mí me gustan las mujeres. –Zayn sabía muy bien que era cierto que le gustó lo que había pasado, pero no sabía cuánto. Y por eso lo tomó como un simple “accidente”.
-Igual te apoyaré en lo que sea Zayn. –Liam se acercó y abrazó a su amigo. –Sabes que te quiero mucho y puedes contar conmigo.
-Gracias, Li. –le correspondió el abrazo. –Igual yo.
Zayn fue y buscó algo de ropa en los cajones de Harry. Luego se la devolvería. Se puso lo primero que encontró. Mientras Liam recogía las camas. Como dijo Liam, era como hermanos. Así que no les preocupaba dejarse ver por el otro. Se tenían mucha confianza.
