Annabeth

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Annabeth siempre tenía un plan, incluso si el día había sido apartado para estar con Percy, ella tenía ya un itinerario para todo el día, por el momento estaba esperando el taxi que había llamado desde el campamento para que la llevase a la ciudad donde se reuniría con su apuesto novio pasado el medio día.

Se había arreglado lo suficiente de acuerdo a su criterio, vestía unos jeans de color café claro y una camisa blanca estampada con pequeñas flores que Piper le había aconsejado comprar, por lo tanto se sentía muy cómoda y lista para un buen día; temprano ese día se había despedido de sus amigos, Piper, Jason y Leo quienes tendrían un día de picnic y después del desayuno dijo adiós a Frank Zhang y Hazel que partirían ese día hacia nueva Roma.

El hacía un buen tiempo, parecía que los dioses estaban de buenas y habían solicitado buen clima para ese día, estaba soleado, pero el viento soplaba refrescando la tarde, vio como un taxi aparecía a la distancia, así que salió a la carretera para abordarlo, según sus cálculos tenía unos treinta y cinco minutos para estar en el punto de reunión, de los cuales veinticinco eran viajando en el taxi y los restantes para caminar y esperar a Percy.

El taxi llegó puntual y eso la animó más, se dirigió a abrir la puerta cuando escuchó unos gritos:

- Annabeth, Annabeth, espera, dónde has estado?,¡te he buscado durante un buen rato..!

Annabeth giró para ver a su amigo Grover bajando por la ladera, traía puestas sus piernas falsas y una gorra para ocultar sus cuernos de sátiro, entonces supo que su día a solas con Percy estaba a punto de irse por la borda.

Ambos subieron al taxi y con la voz entrecortada y muy baja para que el taxista no escuchase, Grover le contó lo que había pasado con los sátiros que habían sido raptados, cuando llegó a la parte donde la bruja mencionó un museo, Grover hizo una pausa para que ella pudiese pensar y deducir cuál museo podría ser, después de unos minutos, ella dijo:

- Bueno, me inclinaría más por el museo metropolitano de arte, ahí tienen la más basta colección de artefactos griegos y si la bruja está buscando un caldero especial, debería de ser ahí, no te preocupes Grover, te ayudaremos.

Annabeth le indicó al taxista donde detenerse, debían esperar a Percy para ir los tres juntos, - Gracias, de veras, gracias - dijo Grover - sabía que podía contar con ustedes, siempre han sido muy buenos conmigo.

Bajaron del taxi y se dirigieron caminando al punto de encuentro, para sorpresa de Annabeth, Percy ya estaba en el lugar, esperandola con unos pequeños tulipanes azules en una de sus manos, su expresión cambió de la alegría a la duda cuando la vio llegar junto a Grover.

-Hey Grover - dijo Percy cuando estuvieron cerca - no sabía que nos acompañarías.

Grover comprendió lo que estaba pasando y tartamudeó mientras decía:

-Yo... ustedes... juntos... cita...

Annabeth lo interrumpió:

- No te preocupes Grover, Percy y yo entendemos - miró a Percy con una mirada de "lo siento, fue algo inesperado". tomó a Percy de la mano y caminaron un poco mientras ella le contaba toda la historia, afortunadamente Percy notó que Grover tenía la pena dibujada en su rostro y dijo:

- Hey, hombre, no te preocupes, estamos para ayudarte, venga, ¡animo!

Se dirigieron entonces los tres al museo metropolitano, eran casi las tres de la tarde cuando entraron, había pocas personas caminando adentro, parecía que las personas preferían pasar la tarde al aire libre y no viendo artilugios viejos del museo, buscaron la sala donde se exhibían los artefactos griegos y les pareció sospechoso que la entrada al lugar estaba marcada con rótulos que decían

"No pase", "Exhibición cerrada", " Cerrado por mantenimiento", "No pase, piso mojado"

Fue ese último letrero el que les indicó que algo no estaba como debía, eso y que Grover les decía cada dos minutos: - Huelo a monstruos, están muy cerca.

Se abrieron camino hacia la sala y vieron como todas las cosas habían sido movidas hacia las paredes, y en el centro de la sala había un enorme caldero listo para ser usado, incluso habían unos maderos para ser usados como leña, y más allá para su asombro había una jaula bastante grande cubierta con una lona negra.

Grover se adelantó mientras Annabeth miraba por todas partes en busca de enemigos, Grover descubrió la lona y ahogó un grito cuando vio a los sátiros perdidos encerrados en la jaula.

-¡Señor Grover! - exclamó uno de ellos, -¡ayúdenos.!

Percy sacó su bolígrafo, le quito la tapa y éste se transformó en su espada, Contracorriente.

- No se preocupen, yo los sacaré - dijo Percy mientras se acercaba con su espada.

- Oh, no, tu no lo harás - una voz de mujer habló a sus espaldas, Annabeth no la escuchó venir y había bajado la guardia, ninguno pudo moverse.

-¡ No puedo moverme.! - dijo Percy aún con Contracorriente en la mano, pero inmóvil - ¡libéranos bruja!

- Que grata sorpresa- dijo Medea - El hijo de Poseidón, la hija de Atenea y su mascota, los esperaba hasta dentro de unas horas, pero bueno tendremos algunos invitados demasiado puntuales, ustedes lestrigones, atadlos, no necesito semidioses corriendo libres mientras preparo la poción.

Un par de Lestrigones se acercaron, los tomaron y los encadenaron a las columnas de la sala, mientras que a Grover lo pusieron con los demás sátiros en la jaula.

- Según mis informantes la sangre de ustedes fue la que despertó a Gea hace poco - dijo Medea mientras se acercaba al caldero - perfecto, si la madre Tierra los escogió debe haber una razón, servirán para mi propósito también.




Percy Jackson -Otra manera para ser inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora