"Un adiós"
—Gracias... —fue lo último que escuchó antes de sentir como Samuel se acercaba y sus cuerpos se tocaban, la única reacción de Guillermo fue sonreír y acercar un poco su rostro al suyo. Solo para provocar que él fuera quien rompiera esa distancia dándole un beso. Su pulso cardíaco aumentaba y podía sentirlo, podría morir allí mismo y se consideraría el hombre más feliz. Los brazos de Samuel rodearon de manera temerosa su cintura buscando concretar un abrazo junto con el beso, Guillermo dejó que lo hiciera y levantó sus brazos para abrazarlo por el cuello, se mantuvieron así no más de un minuto porque una ligera lluvia los tomo por sorpresa. Se soltaron y corrieron a cubrirse debajo de un árbol alto, el cual realmente no los cubría del todo, permitiendo que una brisa les cayera.
—Tendremos que correr —dijo Samuel mirando hacia el camino que lleva al castillo de vuelta, él solo asintió— vamos —con esto dicho corrieron por el pequeño bosque enlodado a causa de la lluvia que empeoraba de a poco, ya por la salida de aquél jardín, el sendero era estrecho, por lo que correr allí no era lo ideal. Samuel llegó a la entrada, pero al mirar por detrás no encontró a nadie, Guillermo no estaba, y no existía otra forma de salir de allí, se había quedado detrás. Mientras corrían Guillermo tropezó con una raíz larga que estaba enterrada en el suelo, al estar en la oscuridad y con el lodo no pudo verla, cayó en un charco lastimándose el tobillo estando inmóvil para continuar, lo único que pudo ver fue a Samuel corriendo, no logro detenerlo.
—¡Guillermo! ¡Príncipe Guillermo! —gritaba Samuel desesperado, sin lograr encontrarlo, le preocupaba que estuviera lastimado o perdido, no se perdonaría si le sucedía algo.
—¡Samuel! —se escuchó cerca de su ubicación, imagino que estaría por el camino así que continuo de tal manera hasta encontrarlo allí tumbado.
—¡Guillermo! ¡¿Estas bien?! —sin importar la lluvia o ensuciar sus ropas en aquel entorno lleno de lodo, se dejó caer de rodillas a su lado levantando su cabeza para mirarlo, la lluvia no cesaba— ¡¿Te has lastimado?! —cuestiono lleno de preocupación, Guillermo solo tosía y asentía.
—Es el tobillo, al parecer se ha torcido —explico mirando como Samuel de inmediato lo arrastro de los hombros para recargarlo en aquel árbol cercano, reviso su tobillo apenas rozando con la mano— ¡Ahh! —exclamo Guillermo adolorido, Samuel solo asintió y dijo que no sería tan grave, examino un poco más para asegurarse.
—Vamos, parece que la lluvia empeorará poco a poco —lo levanto por el abdomen hasta poder dejarlo recargado al árbol, apoyando el pie sano, Samuel suspiro mirando hacia el castillo, se acercó a él en señal de que lo cargaría en hombros.
—¡Eh! ¡¿Qué hace?! —exclamo sorprendido por lo que planeaba hacer, Guillermo creía que fácilmente podría solo recargarse en su hombro para caminar— puedo caminar —explico y señaló el camino para que continuaran.
—Si usted intenta eso la torcedura empeora conforme cada paso, por favor permítame —Guillermo solo analizo la situación y se dio cuenta de que el dolor aumentaba, tenía que aceptar— por favor —repitió, este asintió y se dejó levantar por su acompañante, parecía que no pesaba mucho luego de que lo elevo, además de que Samuel tenía una musculatura notable a diferencia suya.
La lluvia parecía estar en contra suya, el viento aumentaba, incluso el camino no se veía más corto —espere, podemos detenernos —menciono Guillermo, había notado como la respiración de Samuel no era la misma, se estaba agotando— creo que me siento mejor —el camino que llevaban era grande, seguro necesitaba reposar unos minutos.
—Le he dicho que caminar afectara, no quiero que... No querrá estar peor —Guillermo lo miro a los ojos y pudo notar toda su preocupación, así que asintió y permitió que lo levantara una vez más.
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Románticos
RomanceUn fugaz enamoramiento de dos románticos, la prueba de que a veces el amor no aparece en el momento ideal, y entonces el dolor se vuelve natural. // Historia únicamente wigetta //