Capítulo 5

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"La caída"

El amor es como un agujero en la tierra, donde la profundidad dependerá de nuestro destino, podemos estar caminando al borde de uno mientras nos encontramos mirando a alguien que nos guste, coqueteando, incluso llegando más lejos, estando del otro lado esa persona con quien estamos rodeando el agujero. Cuando alguien cae y la otra persona lo abandona, hay otra oportunidad, porque alguien pasará cerca y notará que hay alguien allí. Y durante el jugueteo en la orilla, alguien siempre caerá.

¿Y qué pasa cuando ambos caen?

...

El temor por caer parecía no desaparecer, quizá aún podía levantarse y huir. Los síntomas se volvieron constantes, extraño era el momento en que su mente se desocupaba por minutos, la pérdida de apetito, preocupación agobiante, repetidos arrebatos de coraje que terminaban en algún objeto destrozado, y claro... un inmenso deseo de correr a sus brazos. Las simples fantasías lograban desatar algunas lágrimas, en realidad dolía, no como aquella vez, esta vez calaba el alma.

Hace varios años aquel romance comenzó siendo sincero e inocente, desgraciadamente con el paso de las visitas a escondidas y con los verdaderos deseos sacados a flote, es que se conocieron de verdad. Para Alejandro se volvió algo que olvidar, mientras que para Guillermo fue un capricho para ver qué tan lejos podía llegar.

Sin embargo, el príncipe De Luque fue distinto, ambos lo sabían, al estar juntos sus manos no resistían estar separadas, sus corazones palpitaban empujándolos a un abrazo, desde la primera mirada parecían haber caído.

—¿Príncipe Díaz? —alguien tocó a la puerta, al abrir se encontró con el mismo empleado que hace varios días le entregó aquella caja con la rosa y el mensaje, luego de una reverencia explicó— me temo que el paquete entregado hace varios días, no era para usted —la expresión de desconcierto le llevó al empleado a continuar— es para el príncipe Díaz segundo —¿su hermano?

—No se preocupe, yo puedo entregarlo —se despidió dejándolo ir, aquello era curioso, si bien él no comprendía el significado de la rosa y del mensaje, entonces no era para él, pero en qué cosas su hermano estaba involucrado y con qué propósitos. Llevaban ya casi dos semanas hospedándose allí, y Frank no se había metido en problemas, incluso creyó que su comportamiento consiguió cambiar, tal vez no fue así.

...

—¿Frank? —entró con cuidado a su habitación, notó que no estaba, por lo que dejó la caja en su mesa y se limitó a esperarlo mientras leía algo para despejar sus pensamientos. La curiosidad e intriga por la caja había logrado alejar un poco las ideas de la esperada boda.

Pasados diez minutos entró su hermano, llevándose un susto al verlo allí. Su hermano era el menor, solo por un año, de estatura similar, parecido físicamente solo que con formas de llevar su vida muy distinta. Él era extrovertido, un aventurero nato, perderse por los bosques y el senderismo eran sus aficiones más importantes, dentro de sus secretos estaba algo que solo Guillermo conocía, y es que durante un tiempo solía pelear en un bar del pueblo por diversión, un auténtico luchador a mano limpia, aunque su apariencia no lo demostrara. El día en que su hermano mayor se enteró fue que comenzaron un juego por chantajearse y cubrirse los delitos frente a sus padres.

—¿Qué pasa? —preguntó mientras se sentaba en la cama.

—Me han dicho que es para ti —entregó con cuidado la caja y esperó a que la abriera— lamento que se maltratara, el primer día estaba radiante —continuó mirando, pudo notar el cambio de expresión en su rostro cuando leyó la nota, él sabía que significaba.

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