"Pide un deseo"
Los planes estaban realizándose, organizadores, trabajadores y las madres eran los principales involucrados. La boda era un hecho, sin siquiera consultar con alguno de los dos protagonistas, como era de esperarse y debido a la salud del Rey de Portugal la boda había sido adelantada por semanas, ya que aprovecharían su estancia en España. Al parecer ya no existía una opción de atrasar más lo inevitable, Samuel estaba consciente de que esto pasaría, sin embargo, ver que todo pasaba tan rápido le bajaba el ánimo.
Llevaba gran parte de su día fuera cabalgando en el bosque, tomo el camino marcado por los trabajadores, para no perderse. Aquel camino estaba vacío, en realidad no había razón para que alguien estuviera allí a esas horas. Una ligera niebla cubrió todo su alrededor, aislándolo del paisaje, giró su mirada a la derecha y luego a la izquierda, notando como todo se veía idéntico. Solo pies de árboles, tierra y niebla. El sentimiento de preocupación apareció por un momento, esa escena no era confiable, miró a su caballo y acarició su cuello.
El bosque se volvió demasiado agobiante, llevaba caminando ya varias horas y no encontraba el sendero para salir. Por primera vez entre todos los arboles encontró un pastizal, el cual estaba justo en la orilla del bosque, luego de esa orilla había una gran colina. Se sentó para descansar un poco, notó que estaba a punto de atardecer, y aquella vista era perfecta. De todos los años que vivió con sus padres, de todas sus huidas a los jardines, de sus cabalgatas en el bosque... jamás se había perdido, y jamás había llegado a ver un atardecer tan hermoso.
Parecía una señal, como si el destino le obligara a pensar en cada cosa de su vida, el silencio y la calma fueron tan precisos que no tuvo más opción que quedarse. Se recostó y miró al cielo plenamente despejado, las nubes se veían perfectas, la luz disminuía conforme el sol se iba, y las estrellas aparecían. Cerró los ojos y se concentró, aclarando su mente antes de enfrentarse al Príncipe Guillermo, la carta mencionaba que el día de la cita sería por la noche.
Necesitaba dejarlo, terminar algo que tal vez ni siquiera comenzó y que no podía suceder. Las lágrimas no tardaron en aparecer, sin darse cuenta estaba descubriendo sus verdaderos sentimientos hacia él, y eso lo asustaba tanto al grado de obligarse a cambiar de pensamiento. Y es que aquella sensación no debía significar algo importante, debía repetirse que solo era su reacción a lo desconocido, que seguramente el amor en realidad solo era una fantasía... un mito. Las personas mienten, los escritores imaginan y las historias pierden la veracidad conforme se cuentan. Así era el amor, un invento para crear esperanza, podías creer que lo encontraste, aferrarte a él, incluso seguirlo. Sin embargo, tomar ese camino es incierto, y no es cobardía, es cuestión de ser realistas.
Convencido por primera vez decidió encaminarse al punto de encuentro, no había vuelta atrás, aunque su corazón dijera lo contrario y las lágrimas lo traicionaran.
...
El ambiente en ese recinto era pesado, a cualquier lado que se mirara lo único que se veía era a un montón de hombres bebiendo licor y algunos más enfrascados en una pelea, donde las apuestas eran lo importante, sin notar que quienes estaban peleando podían perder la vida. Guillermo de inmediato se percató de que tal vez no había tomado la mejor decisión y que el lugar de encuentro no sería el adecuado.
Al fondo eligió una de las mesas más apartadas, él mismo parecía de aquellos hombres a quienes se les encarga hacer "trabajos especiales", así que no llamaba la atención de nadie. Apenas pasaron unos minutos ya le inundaba el miedo de que no lo reconociera, de que no asistiera, o de que algo malo le sucediera en el camino. Una parte de él se encontraba muy preocupada y otra se cuestionaba a sí mismo, y es que desde cuando le importaba tanto la vida de alguien más, ¿desde cuándo su corazón se agitaba con pensar en alguien diferente a su primer amor? ¿era acaso que al fin le había olvidado?
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Románticos
RomanceUn fugaz enamoramiento de dos románticos, la prueba de que a veces el amor no aparece en el momento ideal, y entonces el dolor se vuelve natural. // Historia únicamente wigetta //