El Perla y el Dragón

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-Mírate nada más- Jack no dejaba de mirarla mientras avanzaba hacia ella- pareciera que los años no pasan Lizzi.

-Ya lo creo Jack- Elizabeth le sonreía- sigues apestando a ron.

-Lo que percibe tu bella nariz es mi varonil aroma natural, se ve que te ha hecho falta un hombre...

-Creo que los dos sabemos que no necesito de uno, Capitán Sparrow.-Cuando Jack se acercó lo suficiente para poder tocarla, Elizabeth le rodeó la cintura con el brazo mientras Jack seguía sonriendo y con un movimiento le puso su espada en la garganta.

Jack miraba con una mueca la punta afilada del objeto-Si, parece que te has mantenido en forma tu sola.

La rubia bajó la espada con una sonrisa y rodeó a Jack con sus brazos; Jack se sorprendió por el gesto pero lo correspondió algo torpemente después de un momento. Por muy raro que fuera ambos se sintieron muy bien con ese abrazo. Algo había en ese fastidioso aroma a ron de Jack que hacía que Elizabeth se sintiera como si estuviera en alguna casa vieja donde hubiera vivido antes.

Jack le dio unas palmaditas en la espalda- ¿Ves como tengo razón? No hay necesidad de que muestres tus ansias tan rápido.

-Imbécil...

Se separaron y Elizabeth miró hacia donde estaba Barbosa.

-Es un placer verla de nuevo reina Turner.-Le dijo sarcástico avanzando hacia ellos.-Espero que nuestra visita no sea molestia.-Dijo de manera socarrona. Algunos piratas alrededor rieron.

-¿Para qué vinieron Barbosa?- Se puso a la defensiva recordando lo que había presenciado hacía un rato.

-Digamos que las cosas se están saliendo un poco de control de nuevo.

-¿Desde cuando la piratería es algo que requiera control?

-Me parece que usted sabe mejor que nadie, su alteza- le dijo con mofa- que hay ciertas ocasiones especiales en que la profesión corre peligro.

-¿Profesión? Ahora resulta que esto incumbe a todos los piratas.

-Lo hace, en realidad.

-Ya explícate Barbosa.

-Lo haré-Le hizo una seña a sus hombres-una vez que estemos en el barco.

-¿En cuán de los dos?- Preguntó Raggeti con torpeza.

-¿Cuál de los dos crees, idiota? En el Perla obviamente...-Pintel le dio un golpe en la cabeza que hizo que su ojo saliera volando.

-¿Dos?- Jack se fijó a su espalda por primera vez y divisó no tan lejos la embarcación que alguna vez le perteneció a Sao Feng.

Barbosa miró con una sonrisa burlona a Elizabeth- Su carruaje está por llegar, su alteza.

-Me alegra ver que me tienes al tanto de todo...

-No seas llorón Jack, ya te dije que no te decapitarán por ahora, se necesita a todos los señores pirata para llevar la cabo la reunión.

-¿Reunión?- Elizabeth los miró- ¿Qué reunión?

Ahora sí le veía sentido a las cosas. Por eso habían ido por ella. Si los señores pirata se iban a reunir iban a necesitar que la reina estuviera presente, y la reina era ella.

La embarcación asiática tocó tierra y empezaron a descender hombres por los lados. Todos tenían rasgos de origen oriental y la misma ropa roída y sucia que todos los demás. El último en bajar fue un hombre delgado no muy alto, con una cabeza casi rapa excepto por la línea de cabello que le rodeaba la cabeza de lado a lado por detrás, y una barba negra cuadrada de candado cortada también a rapa.

Piratas del Caribe: La maldición del KrakenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora