"Yo te contemplo, absorto, y en mi entusiasmo creo que eres una duquesa que sale de paseo hacia las pintorescas afueras de París".
- Agustín Acosta
"Odio volar en un avión, estos animales mecánicos no son para nada seguros", dice Abdi nervioso.
"Ya, no seas llorón, son sólo 2 horas de vuelo; llegaremos en un momento", dice Renzo reclinando su asiento.
"Después de todo, ¿por qué rayos compraste en clase turista? Yo no entro en este asiento", dice Abdi intentando acomodarse.
"Recuerda que estamos en una búsqueda. No podemos andar un hombre tan sexy como yo y una mole de 2 metros en primera clase, levantaríamos sospechas. Duerme, Abdi, quizás es el único momento en el que podremos descansar", dice Renzo mientas se pone un antifaz para dormir.
"¡¿Cómo voy a dormir si sólo mi nalga derecha entra en el asiento?!", dice Abdi.
2 horas después, en el Aeropuerto de París Le Bourget...
"Ah, París... Ville des lumières et de l'amour", dice Renzo con un claro acento italiano.
"Calla, Renzo, concéntrate en buscar un taxi", dice Abdi tratando de buscar uno en el que entrara.
"Abdi, por Dios, tranquilízate, estamos en París, hay muchas chicas lindas aquí, ¡aprovechemos!", dice Renzo saboreándose. "Oye, actúa normal. ¿Te das cuenta que nos están siguiendo, verdad?", dice luego acercándose a Abdi.
"Así es, desde que salimos de duty free vienen detrás de nosotros, son dos", dice Abdi sin perder de vista a los taxis.
"No, hay un tercero en el segundo piso. Ve al baño del primer piso, los dos irán detrás de ti, y yo iré al segundo piso; me encargaré del de arriba", dice Renzo.
"Perfecto. Nos vemos aquí en 15 minutos", dice Abdi.
El primero en llegar fue Abdi, que sacó de su manga un cuchillo; era de mango dorado y en la hoja decía dhimashada nijaas (muerte inmunda).
Esperó a los hombres que seguramente irían tras de él, se posicionó al lado de la puerta.
Hasta que el primer hombre entro. Llevaba la mano dentro de su gabardina, claro indicio de que llevaba un arma blanca o una pistola. Solamente esperó el sonido de la puerta que indicaba la llegada del segundo hombre.
Abdi, en un rápido movimiento, tomó al hombre del cuello con su brazo, protegiéndolo así de cualquier ataque del primer hombre ya adentro del baño; en ese momento presionó el cuchillo de oro directamente al tórax del hombre, dejando fluir la sangre y partiendo el esternón; fue una muerte lenta, solamente el sonido del hueso quebrándose pudo alertar al primer hombre que había entrado, quien rápidamente sacó su arma para disparar. Lastimosamente, lo único que pudo hacer fue terminar con el sufrimiento de su compañero, ya que Abdi lo estaba usando como escudo; eso le dio tiempo suficiente para sacar el cuchillo del cuerpo y encargárselo directamente a la entrepierna del primer atacante, dejando fluir la sangre de sus genitales.
Mientras tanto, en el segundo piso, Renzo encontró un baño de aeromozas y pilotos, así que rápidamente entró y se metió en el segundo cubículo. Levantó las piernas para que no pudiesen verlas, se abrió su saco y de un lado sacó una pistola de 9 milímetros, del otro lado sacó un silenciador, que rápidamente enganchó al arma, y aguardó. Esperó el momento exacto en el que el hombre entrara al baño para marcarle su hora final.
Y así sucedió. Se escuchó la bisagra rechinante de la puerta. El hombre se acercó al primer cubículo. Renzo pudo escuchar cómo sacaba el seguro de su arma; cuando abrió el primer cubículo de una patada, efectivamente no había nadie. Pasó al siguiente cubículo, pero lo que no esperaba era que Renzo ya tenía el arma pegada a la puerta esperando que se moviera para terminar con su vida, y así sucedió; solo dos chirridos de su arma fueron suficientes para apagar la vida del hombre. Al salir del cubículo pudo ver como atinó sin ver dos tiros directos, uno al corazón y otro a la aorta, dejándole solo segundos de vida para realizar que había sido disparado de muerte. Renzo se encaminó al punto de encuentro.
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THE CHASE
ActionEl repentino fallecimiento de Frank Laurenti, jefe de la mayor familia mafiosa de toda la historia, ha resultado en un alboroto internacional como ningún otro; su hijo ilegítimo, Renzo Montagna, reconocido por él como subjefe y el siguiente en la lí...