Un olvidado ancestral

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"Escribir es como hacer el amor. No te preocupes por el orgasmo, preocúpate por el proceso."

- Isabell Allende

Cuatro horas después del ataque al Vaticano, en la habitación personal del Papa...

"He decidido Pío XII; gracias, Renzo, Abdi, Adina y Francis. Conozco a los ancianos desde hace mucho tiempo, mas no pensaba que fueran parte de esa gran organización mítica que ahora ustedes encabezan. Mi agradecimiento será eterno, y con la energía espiritual ahora restaurada en el mundo, pueden reanudar su misión de búsqueda. Renzo, yo conocí a Frank, y aunque no seas su hijo eres su viva imagen. Ahora esta es tu familia y confiamos de que puedas encontrar un nuevo jefe para la organización", dice el Papa mientras le toma la mano a Renzo.

En ese momento, las puertas de la habitación fueron abiertas abruptamente. Entrando el agente Kendall junto a cincuenta efectivos soldados.

"¡¿Pero qué rayos es esto?!", grita el Papa mientras se levanta de su silla.

"Su Santidad, le está ofreciendo refugio a un asesino", dice el agente Kendall. "Y hasta que por fin nos vemos cara a cara. Hola, Renzo, soy la muerte".

"Claro que lo conozco, Ronald. Sabía que tarde o temprano me encontraría, pero sabe usted que no tiene pruebas para apresarme", dice Renzo sin perder la tranquilidad.

"Tienes razón... Sin embargo... señorita Herzog, usted ha sido acusada del ataque a la Torre Eiffel, donde asesino a más de diez personas", dice Kendall poniéndole las esposas a Adina. "Ha sido una chica mala, le esperan cosas malas en Francia", dice Kendall a punto de llevarse a la chica que, sin oponerse, daba sentado que todo estaba perdido.

"¡Espera! Ella no fue la que los asesinó; fui yo. ¡Ella no tiene nada que ver en esto!", dice Renzo mirando hacia abajo.

"Renzo, cállate, no seas idiota; debes seguir con la búsqueda y cuidar a Francis y a Abdi", dice Adina con lágrimas en los ojos.

"Siempre el más caballero, sabía que harías esto. Eres todo un idiota. Por cierto, al ser representante de todo gobierno existente en la Tierra, por tus actos cometidos ahora y en tu pasado como asesino, estas condenado a morir. Ups... creo que olvide mencionar eso", dice Kendall sonriendo.

"No me busquen, sigan buscando a los elegidos, en ti dejo la misión. Adina, he cometido muchos errores en mi vida, soy un asesino. Pero si debo morir por una razón será salvando a mi familia; al menos así espero que Dios me reciba junto a mi padre con los brazos abiertos", dice Renzo conociendo su destino y preparado para aceptarlo.

De ese modo Renzo salió esposado del Vaticano hacia una muerte segura. Ni el Papa pudo detener la venganza por la muerte del escuadrón 13; Kendall iba a cumplir su promesa y asesinaría a Renzo.

Abdi, Adina y Francis corrieron al patio de la casa papal.

"Maldita sea, no podemos dejar esto así, debemos rescatarlo", dice Abdi.

Adina, en su depresión, cae al suelo y comienza a llorar. Francis se agacha frente a Adina.

"Nada de esto fue tu culpa, Adi. Tú nos mantienes unidos. Vamos a salvar a Renzo".

En ese momento todo cambió repentinamente. La oscuridad llenó el patio. Abdi se preparó para lo peor y Francis levantó a Adina. Un rayo cayó entre ellos y del fuego producido apareció la demonia causante del ataque al Vaticano.

Fira.

"A ver, ¿por qué tantas caras largas?", dice Fira observándolos.

Adina de un salto se levantó, directo a propinarle un golpe a Fira. El entrenamiento con el demonio Semyazza definitivamente funcionó, pues su velocidad había aumentado, pero aún no era rival para Fira. Sin embargo, la susodicha no se movió de su lugar y permitió que Adina le propinara el golpe; para ella no era más que un simple roce, ya que no pudo ni moverla del sitio.

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