"Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti."
-FRIEDRICH WILHELM NIETZSCHE
En el Área Sur de la Isla...
"Maldita sea, pero es que tenía que ser el sur un maldito acantilado, no sé cuánto tiempo tengo escalando esta porquería. ¿Por qué tenía que aparecer esta isla y no la isla de la comida rápida o de los masajes? No, no, la isla Horai de acantilados y voces locas hablando a los que llegan", grita Adina mientras llega a la punta del acantilado.
Adina llegó a la cima del acantilado y había un campamento, una tienda de acampar, comida y unas armas.
"Hola, soy Adina, una linda elegida... no me maten...", dice Adina acercándose a la tienda mientras mueve su brazalete de serpiente demostrando que posee la joya que la eligió.
"Ya voy, ya voy. Dios, por esto me mude aquí arriba, nadie molesta, quién sabe a quién enviaron", suena una voz dentro de la tienda.
De la tienda salió un niño de unos 10 años, con unos pantaloncillos azules y una camisa blanca, el chico de piel cobriza tenía en su espalda una pequeña espada.
"¡Pero si tú eres una cosita hermosa! ¡Hola, bebé hermoso! Corazón mío, estoy buscando a el Rey del Sur, ¿sabes dónde puedo encontrarlo?", dice Adina mientras carga al niño.
"¡Suéltame, maldita mortal! ¡Estás en presencia del gran Phakyepo, el Rey Celestial Protector del Sur!", dice el niño zafándose de Adina y desenfundando una espada de madera.
"¡Mi niño, eres el Rey más hermoso que he visto! ¡Ven, déjame apretarte esos cachetitos!", dice Adina acercándosele.
"¡Que te alejes de mí, te dije!", dice el niño rojo de rabia. "Espera, el brazalete de Cleopatra... así que te llamas Adina, eso significa que viniste por la prueba".
"Así es, vengo por tu llave...", dice Adina.
"Soy el Rey del viento, por eso estás en el acantilado. Mira la belleza de la isla, ¿ves ese castillo en el centro?", dice el niño señalando al gran castillo en medio del lago.
"Si, es allá donde nos darán las respuestas...", dice Adina observando fijamente el castillo.
"Bien, noto tu carácter, es filoso como una espada; así me gusta", dice el niño sonriendo. "Adina, demuestra tu amor a la libertad como mi elemento del viento. Lánzate contra las rocas afiladas del acantilado", dice el niño maliciosamente.
"Si lo hago moriré y no podré salvar a Francis...", dice Adina mirando hacia abajo.
"Si mueres por los que amas, harás mucho más que salvarlos", dice el niño riendo.
"No puede ser, tiene que ser una trampa... Espera... él dijo libertad; si elijo no hacerlo pasaré la prueba", pensó Adina.
"Lo siento, pero no lo haré", dice Adina confiada de que sería el fin de la prueba.
"Qué lástima, pensé que serías capaz de hacer lo que sea por tus amigos. Sólo me queda decir que has fallado la prueba", dice el Rey del Sur.
En ese momento el chico desapareció. Cuando Adina levantó la mirada, el campamento completo había desaparecido.
"No puede ser, enserio tengo que lanzarme... Debe ser una trampa, debe ser una ilusión. Entonces me lanzaré. A la una... a las dos... y a las tres".
Adina se lanzó al vacío, directamente a las rocas, que definitivamente no eran falsas; al darse cuenta de ello intentó moverse hacia un lado, pero era muy tarde: iba camino hacia una muerte segura. En ese momento algo en su mano comenzó a brillar: la espada de madera del niño había aparecido en su mano, y el niño, que ahora estaba en la orilla de la playa, le grita:
ESTÁS LEYENDO
THE CHASE
ActionEl repentino fallecimiento de Frank Laurenti, jefe de la mayor familia mafiosa de toda la historia, ha resultado en un alboroto internacional como ningún otro; su hijo ilegítimo, Renzo Montagna, reconocido por él como subjefe y el siguiente en la lí...