Capítulo 9: Lete, Algea y Disnomía ¿Un nuevo poder?

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El tiempo y el espacio había sido alterado rápidamente por aquella luz blanca que salió del interior de Yugi. Volviendo todo a la normalidad antes de que el incidente ocurriera. La brillante luz que envolvía todo a su alrededor se desvaneció. Mostrando al grupo de amigos quienes estaban aturdidos y confundidos por todo lo que pasó.

Yugi por su parte abrió los ojos jadeando, tratando de regularizar su respiración normal. Había sentido todo tan real, como si esa luz en verdad lo había matado. Tocó su pecho y todo su cuerpo asegurándose que todo estaba bien, suspiró aliviado cuando no encontró ninguna herida.

Aunque su mente tenía muchas preguntas:

¿Quién era ella?

¿Por qué lo acusaba de haber matado a su madre?

¿Existían los Dioses?

¿Había hecho un sacrificio?

Y sobre todo...

Lete había dicho que no le permitiría recuperar sus memorias con el faraón, y si no mal recordaba Atem era el único vestido de faraón.

Río en sus adentros ante tal pensamiento, era imposible. <Atem no puede ser ese faraón del museo, por dios Yugi ¿Qué piensas?> Lo regañó su subconsciente descartando esa posibilidad, aunque...

- Yugi. - Murmuró la voz entrecortada del faraón, quien notó el tricolor estaban en el suelo mientras que el de oji-carmín lo abrazaba con fuerza. Podía incluso sentir como las lágrimas del mayor caían sobre su hombro.- Creí... creí que te perdería. - Sollozó abrazándose más a su hikari, Yugi no pudo evitar abalanzarse contra el ambos sollozando.

- Nunca me perderás, Atem. Nunca.

El cielo que hace unos minutos era de color carmesí se dispersó volviendo a la oscura noche de día de Halloween, dando el fin a este día festivo.

Anzu, Jounochi y Honda se acercaron al par de tricolores preocupados por el bien de sus amigos, pero más por Yugi quien había sido perforado por alguna clase de poder.

- Yugi ¿seguro que estás bien? esa mujer... te perforó el cuerpo con ese rayo de luz. - Jounochi se puso de cuclillas a la par de su pequeño amigo, el rubio lo abrazo con fuerza. Lo que incitó a todos a abrazarse sin tomarle importancia a las miradas de las personas que pasaban a su lado.

- ¡J-jounochi, amigos, no respiro!

Heba apareció a un lado de Yugi, quien tenía su semblante preocupado. Le tocó el hombro.

- ¿Estas bien? ¿Lete no te causó algo? - Yugi negó con la cabeza riendo levemente.- Me alegro.

- Heba, necesito que me cuentes todo sobre mis recuerdos con... Atem. - Susurró de forma seria mirando al espíritu, recordando haber escuchado decir a Lete que cierto chico parecido a él estaba ayudándolo con sus recuerdos, todas esas ilusiones <Ahora ya no tantas> eran sus recuerdos, y tenía la ligera sospecha que esa persona era Atem.

El moreno quedó en shock ante tal declaración de su yo del futuro, pero estaba feliz, seguramente el ya tenía la sospecha que aquella sombra era menos que Atem o si era posible ya lo había recorado. Sin dudarlo asintió desapareciendo de ahí.

Todos se fueron apresurados de ahí yendo a sus casas tratando de calmarse ante todo este alboroto, Atem tuvo que acompañar a Yugi a su casa ya que no quería dejarlo solo en ni un sólo momento. Cuando lo dejó en la puerta, el faraón dio vuelta pero fue detenido por la mano del tricolor amatista sujetándole el brazo.

- ¿Podríamos hablar mañana? necesito, que me respondas algunas preguntas. - Quedó sin habla, no sabía que responder. Sólo asintió con la cabeza y se fue de la casa de Yugi rumbo a su departamento. Quedando pensativo, analizando todo lo que había sucedido este día.

Tiempo sin limite. | Book #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora