Mi querida niña, ¿Cómo podría yo describir nuestro primer beso? ¿Cómo podría yo relatarles el deleite que esta nínfula de delgados brazos dejó incrustado en mi corazón? Mis labios y mi alma permanecen constantemente afectados por el veneno de mi amada. Ella es la joven de besos cortos, la de caricias inexpertas, nerviosas, tenues, impuras. La chiquilla de corazón espinado, de hiedra venenosa, de cielo que cae a pedacitos junto con mi amor hacia ella, ¿Podrá mi amada saber cuanto le adoro? En aquel momento en el que nuestros dos cuerpos transparentes se encuentren perdidos en el aire, dispersos y en su forma más admirable de ímpetu, ella sabe que yo quería apoderarme de su ternura, quería tener todos sus frutos en mis manos, quería llamarle mía, únicamente mía. Sería muy egoísta de mi parte ¿Quién no moriría por la pequeña? ¿Quien no se volvería loco con su cruel mirada? ¿Quien no se exaltaría con su tierno aroma? Ella es la de significado pequeña, ella es como Beatriz para Dante, como Virginia Para Poe, como Dolores para Humbert. Ella es su propia amante en las historias, ella es la que narra su dolor y lo plasma como una obra de arte. Oh corazón mío, no dejes que te arrebaten tu dulce sonrisa . Ella es la creadora de su propia historia, la creadora de mi mundo.